Los áto
La radiación ionizante tiene suficiente energía para afectar los átomos de las células vivas y, por consiguiente, dañar su material genético (ADN). Afortunadamente, las células de nuestro cuerpo son extremadamente eficientes para reparar dicho daño. No obstante, si el daño no se repara correctamente, una célula puede morir o volverse cancerosa.
La exposición a niveles muy altos de radiación, por ejemplo, por estar cerca de una explosión atómica, puede causar efectos agudos sobre la salud, entre ellos, quemaduras de piel y síndrome de radiación aguda (“radiotoxemia” o “enfermedad por radiación”). También puede provocar efectos a largo plazo en la salud, como cáncer y enfermedades cardiovasculares. Si bien la exposición a los bajos niveles de radiación presentes en el medioambiente no causa efectos inmediatos en la salud, es un factor secundario de riesgo general de cáncer.
Síndrome de radiación aguda por altas exposiciones
Un nivel muy alto de exposición a la radiación en un período breve puede causar síntomas como náuseas y vómitos en el término de horas y, ocasionalmente, incluso la muerte en los días o semanas posteriores. Esto se denomina síndrome de radiación aguda (comúnmente conocido como “radiotoxemia” o “enfermedad por radiación”).
Se requiere una exposición muy alta para causar síndrome de radiación aguda —más de 75 radianes (0.75 grays)— en un lapso breve (minutos u horas). Dicho nivel equivaldría a recibir una radiación de 18,000 radiografías de tórax distribuidas en todo el cuerpo durante este breve período. El síndrome de radiación aguda es poco frecuente, y se produce por acontecimientos extremos como una explosión nuclear o bien por contacto o ruptura accidentales de una fuente altamente radiactiva.
Exposición a la radiación y riesgo de cáncer
La exposición a bajos niveles de radiación no causa efectos inmediatos en la salud, pero puede aumentar el riesgo de cáncer a lo largo de la vida. Ha habido estudios que llevaron un registro de grandes cantidades de personas expuestas a la radiación, incluidos sobrevivientes a la bomba atómica y trabajadores de la industria de la radiación. Los mismos demuestran que la exposición a la radiación aumenta la posibilidad de contraer cáncer, y el riesgo aumenta directamente con la dosis: a mayor dosis, mayor riesgo. Por el contrario, el riesgo de cáncer se reduce al disminuir la dosis: a menor dosis, menor riesgo. Según los expertos en seguridad contra la radiación, la exposición a radiaciones de 5 – 10 rems (5,000 – 10,000 milirrems o 50 – 100 milisieverts) normalmente no produce efectos perjudiciales para la salud, porque la radiación inferior a estos niveles es un factor secundario para el riesgo general de cáncer.
La misión del Programa de Protección contra la Radiación de la EPA es proteger la salud de las personas y del medio ambiente contra la exposición innecesaria a la radiación. Las normas de protección contra la radiación de la EPA establecen niveles lo suficientemente bajos como para limitar el riesgo de la población de contraer cáncer por radiación a lo largo de su vida.
Cómo limitar el riesgo de cáncer por radiación en el medioambiente
La EPA basa sus límites regulatorios y sus pautas no regulatorias de exposición pública a bajos niveles de radiación ionizante en el modelo lineal sin umbral (linear no-threshold, LNT, por sus siglas en inglés), el cual asume que el riesgo de cáncer por exposición a una baja dosis es proporcional a la dosis, sin umbral. En resumen, al bajar la dosis a la mitad, se reduce el riesgo a la mitad.
La utilización del modelo LNT a los fines de protección contra la radiación ha sido repetidamente recomendada por los organismos de asesoramiento científico, entre ellos, Academia Nacional de Ciencias (en inglés) y el Consejo Nacional de Protección y Mediciones Radiológicas (en inglés) SALIR. Hay pruebas que avalan el modelo LNT a partir de datos de laboratorio y estudios de cáncer en personas expuestas a radiación.
Vías de exposición
Para calcular los efectos de la radiación sobre la salud, es importante comprender tanto el tipo de radiación recibida, como la forma de exposición de la persona (externa o interna) y el tiempo de exposición.
El riesgo de la exposición a un radionúclido determinado depende de:
- La energía de la radiación que emite
- El tipo de radiación (alfa, beta, gamma, rayos X)
- Su actividad (la frecuencia con la que emite la radiación
- La velocidad a la que el cuerpo metaboliza y elimina los radionúclidos tras la ingestión o inhalación
- El lugar del cuerpo donde se concentra el radionúclido y por cuánto tiempo permanece allí
- Si la exposición es externa o interna:
- La exposición externa es cuando la fuente radiactiva está fuera del cuerpo. Los rayos X y gamma pueden atravesar el cuerpo y depositar energía al hacerlo.
- La exposición interna es cuando el material radiactivo ingresa al cuerpo por medio de la ingestión de un alimento o bebida, la respiración o la inyección (de ciertos procedimientos médicos). Los radionúclidos pueden representar una grave amenaza para la salud si se inhalan o ingieren grandes cantidades.
Poblaciones sensibles
Los niños y los fetos son especialmente sensibles a la exposición a la radiación. Las células de los niños y los fetos se dividen rápidamente, por lo que brindan más oportunidades de que la radiación perturbe los procesos y cause daño celular. La EPA tiene en cuenta estas diferencias de sensibilidad por edad y sexo cuando revisa las normas de protección contra la radiación.