La curiosidad de un menor con trastorno por déficit de atención e hiperactividad y autismo lo llevó de emergencia a un hospital para ser operado, luego de ingerir imanes para "comprobar" si era magnético.
Rhiley Morrison, de 12 años de edad, reveló que tragó los objetos metálicos para experimentar si estos se le adhirieran al abdomen, además de estar interesado en qué aspecto tendrían una vez que las evacuara.
Sin embargo, una semana después se percató que estos no habían salido de su cuerpo, hecho que le preocupó y decidió contarle a su mamá que "por accidente" había tragado dos bolitas de imán, por lo que fue trasladado a un hospital para ser atendido.
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Ya en urgencias, los médicos tomaron radiográficas de Rhiley y pudieron notar que el menor había ingerido entre 25 o 30 imanes. Ya en cirugía,misma que duró más de seis horas, extrajeron de su cuerpo 54 de estos objetos.
Debido a las lesiones causadas por las bolas magnéticas en su organismo, el menor sufrió durante diez días vómitos constantes causados por una fuga en su intestino. Del mismo modo, durante ese periodo de tiempo no fue capaz de comer ni de ir al baño.
"Me quedé boquiabierta, sin palabras, cuando supe la cantidad que se había tragado", comentó su madre, Paige Ward. "Cuando lo hizo, pensé que solo había sido él, que solo había sido tonto y había hecho eso, pero el cirujano dijo que ve estas cosas todo el tiempo", agregó.