Carlos Velázquez llega a su sexto libro de relatos. En “El menonita zen” (Océano), el autor oriundo de Torreón, Coahuila, reúne siete historias variadas, en las que entran temáticas como el poliamor, el deseo, la muerte o las duras obsesiones, que se sienten como un furioso soundtrack en que el humor cumple un papel importante, sello de la casa o mejor dicho de la ya nombrada por su editorial: biblioteca CV.
Los relatos que conforman este libro son “El fantasma de Coyoacanistán”, “El código del payaso”, “Discos Indies Unidos, S.A. de C.V”, “Sci-fi ranchera”, “La fitness montacerdos”, “La biografía de un hombre es su color de piel (la accidentada y prieta historia oral de Yoni Requesound)” y “El menonita zen”, para darse una idea de por dónde va la pluma.
¿De qué trata El menonita zen?
En el cuento que abre el libro es un auténtico lado A con risa constante, que tiene a dos protagonistas del plano terrenal, Sabino y Clau, y uno del casi fantasmal, Alex Mazapunk; más que desorden, esta presencia genera en ella una manía y obsesión por la limpieza, al rentar la casa donde vivió ese gran ídolo del rock independiente, al que Sabino como periodista lo evoca en Deperfil, revista en la que labora.
Más humor negro con “El código payaso”, una historia de odio entre hermanos. Rafael se convierte en Piponito, luego de que Edgardo le arrebató a su esposa, Maru; pero como se da una situación en que el amor puede ser compartido y llevarse al extremo, el payaso puede hacer tanto reír como llorar, y más cuando una vida está de por medio.
Libro de relatos
Continúa el relato sobre Emanuel, quien comete un acto suicida: fundar un sello independiente, en una trama de más desventuras que fortuna. Hacía falta un drama campirano, con balazos y toda la cosa, y por ahí se asoma el chupacabras en un western de sci fi ubicado cerca del “cerro gordo”.
“La fitness montacerdos” es una clara alusión a quien ve en el ejercicio uno de los grades hitos de la actualidad. Kendra y Chacho son pareja amorosa y de gym, casi perfecta, pero cuando hay alcohol, todo se revierte para ella, pues le gustan los gordos, y entre más “mantecosos”, mejor.
Esta obra también tiene una biografía coral, es el buen lado b inesperado: todos acusan, hablan, reflexionan, sobre Yoni Requesound, personaje que se lo comió el vicio, pero además hay otro protagonista, el lenguaje, el relato que mató a la estrella de rock.
“El menonita zen” cierra con la historia de Beni, quien desafía a su padre al huir de sus orígenes y volverse todo un meditador trascendental, al grado de poder levitar. Su amigo el Pana, quien busca el sueño americano, ve la gran oportunidad de ganarse unos pesos en el circo con tan sublime acto. Ambientada en Chihuahua, este relato no sucumbe a cierto toque de fantasía, alucinación, en el que una dosis de realidad se impregna en las razones del menonita para que cruce la frontera, esa de polleros o de drogas. Gran cierre para este reciente libro de Carlos Velázquez.
rcm