En las últimas semanas en los estados cercanos al volcán Popocatépetl y en especial en Puebla se ha registrado una constante caída de ceniza que llena calles, patios, automóviles y techos, su presencia es cada vez más notoria.
Debido a que aunque las personas barren a diario, la acumulación del polvo volcánico permanece; la situación empeora con la caída de lluvias, ya que los automóviles no permanecen limpios un sólo día.
Estas son las afectaciones menores, pues al final de cuentas se trata de daños a objetos, sin embargo, la preocupación se centra en las afectaciones que puede traer para la salud de las personas que se encuentran en constante exposición a la ceniza.
Pero primero hay que entender qué es la ceniza volcánica; de acuerdo con el diccionario de Oxford se trata de la: “parte más fina, con aspecto de polvo, de materiales basálticos proyectados en el aire por los volcanes”.
Los materiales basálticos en su mayoría están constituidos por magnesio y hierro su composición en conjunto forma rocas volcánicas, pero al haber un estallido a causa de la combustión volcánica se convierte en ceniza que conserva propiedades cristalinas de ahí que resulte un material abrasivo, capaz de causar graves daños si se mantiene exposición constante a este polvo.
Es por eso que las autoridades recomiendan utilizar cubrebocas y goggles para proteger la nariz, los ojos y la boca que son las partes del cuerpo que más se afectan, ya que al respirar la ceniza puede causar leves heridas que generen ardor, comezón y ocasionen una respuesta por parte de del sistema inmune.
Esta respuesta se puede ver representada por alergias, gripe, tos o en casos más graves rinitis, conjuntivitis; entre otras enfermedades que ya deben ser tratadas por el área médica correspondiente.
Por este motivo es necesario evitar exponerse a la lluvia de ceniza y proteger los alimentos y los objetos de estas partículas, con el objetivo de evitar las repercusiones antes mencionadas.
ERV