Lo que en un inicio parecía ser un caso de un niño distraído o desinteresado por participar en clases, llevó a una madre de familia a descubrir que su pequeño hijo tenía un coeficiente intelectual de 140 puntos, por lo que, de obtener calificaciones apenas aceptables, ahora se perfila para ser a sus 13 años, el segundo estudiante más joven en ingresar a la Universidad Autónoma de Coahuila, solo por detrás de su hermano de 11 años, que también presentó examen de admisión este miércoles.
Sandra Valenciana, madre de Alfredo y Juan Manuel Jiménez, recuerda que, desde los primeros años, su hijo mayor mostró habilidades diferentes a las del resto de sus compañeros, ya que desde segundo año de jardín de niños, Alfredo sabía leer, escribir y dominaba las tablas de multiplicación, sin embargo, la confirmación sobre la capacidad intelectual del pequeño llegó a los siete años, cuando descubrieron que tenía la habilidad de resolver problemas de algebra.
Pese a ello, Alfredo seguía llevando malas calificaciones por parte de los maestros, que reportaban que el niño no hacía caso en clases, olvidaba sus cosas, no esperaba su turno para hablar, entre otras cosas.
“Estuvimos tratando de regañarlo, de castigarlo, de hacer una labor de convencimiento con él para que fuera más concentrado, y en algún momento vimos que no avanzábamos, llegué frustrada de una reunión con los directivos de la escuela, les llevé evidencia de que Alfredo ya sabía multiplicar, hacer fracciones y divisiones, y la respuesta de la escuela fue que él tenía que entrar en el sistema”.
Aseguró que, en ese momento, decidió probar la capacidad de su hijo, y le explicó cómo resolver un problema de algebra, y al ver que el menor lo resolvió de inmediato, dejaron de intentar que encajara en el sistema tradicional de educación, y buscaron atención especializada.
Sandra Valenciana, aseguró que a fin de tener un diagnóstico certero, buscaron un lugar donde realizarle las pruebas psicométricas, las cuales les dieron un resultado de 140 puntos de coeficiente intelectual, y una respuesta que ya esperaban.
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“Nos manifiestan que, por ser una condición genética, el hermano tenía un 70 por ciento de probabilidad de tener la misma condición, y al cabo de un año realizamos las pruebas con el hermano, y lo confirmamos”.
Mientras su madre explica la forma en que sus hijos fueron avanzando en sus grados escolares, a un costado, los dos hermanos platican utilizando un lenguaje de señas, lo cual practican desde hace varios años.
“Mi mamá siempre cree que estamos chismeando, que no es cierto, es para no interrumpir la conversación de otros”, afirma sonriendo Juan Manuel.
Este miércoles, ambos presentaron de manera virtual su examen de admisión para la Universidad Autónoma de Coahuila, donde Alfredo buscará cursar la carrera de físico matemático, mientras que Juan Manuel, buscará seguir los pasos de su madre, y estudiar derecho.
“Me gusta mucho eso, la física, por qué y cómo pasan las cosas, y las matemáticas, siempre me han gustado”, afirmó Alfredo, mientras que Juan Manuel señaló “yo voy a ser licenciado en derecho, abogado en jurisprudencia, porque también mi mamá estudió ahí y porque siempre me han dicho que soy muy argumentativo, entonces dice mi mamá que me va a funcionar porque ella me puede explicar varias cosas, va a ser mi maestra particular”.
Aunque tienen una agenda llena de clases especializadas con catedráticos, también se dan tiempo para practicar deportes como la natación, basquetbol, futbol, y aunque a veces pelean como todos los hermanos, también se apoyan para resolver las dudas que van teniendo sobre las cosas que van aprendiendo.
EC