Durante el programa de televisión ‘Chiquilladas’ en 1982, uno de los conductores bromeó sobre la escasez de agua que se vivía en aquel entonces, donde señalaba que “en Monterrey no hay agua ni para beber, como estarán de escasos que los timbres postales los mandan con alfileres”.
Regios ya vivieron una crisis de agua en 1980
En la década de los 80, los regiomontanos vivieron también una crisis de agua que provocó el racionamiento de líquido, aumento en las tarifas, protestas, bloqueos e incluso un programa llamado “Agua para Todos” como el actual.
La mitad de la población fue afectada por la sequía en 1980, a pesar de que en aquel entonces había menos de la mitad de los ciudadanos que habitan hoy en el estado.
Esto puso en peligro los pozos usados por la industria y sólo se contaba con la presa La Boca, pues aún estaban sin construirse los embalses El Cuchillo y Cerro Prieto.
Nueva fuente de abastecimiento: presa Cerro Prieto
Ante esto, durante la administración de José López Portillo, en septiembre del mismo año se aprobó la creación del Plan Hidráulico de Nuevo León, que daría pie a una nueva fuente de abastecimiento en el estado: la presa Cerro Prieto.
En dicho plan se incluía un acueducto de 150 kilómetros que conectaría con la ciudad; cinco estaciones de bombeo, líneas eléctricas y plantas de tratamiento.
Paralizan circulación con protestas y bloqueos
La ciudadanía exigía una solución al problema del agua y con sus bloqueos paralizaron la circulación por algunas horas durante varios días, asimismo realizaban protestas frente a Palacio de Gobierno y las instalaciones de Agua y Drenaje.
El programa “Agua para Todos” en 1984, consistía en extender el sistema de distribución a todas las colonias de bajos ingresos que dependían de llaves colectivas a través de camiones y pipas.
El programa se realizaba en 121 barrios y beneficiaba a una población de 300,000 personas, fue con ello y con la creación de la presa Cerro Prieto que las protestas comenzaron a disminuir.
A pesar de las acciones que se realizaron, en 1988 la demanda de agua era de 12,000 litros por segundo, pero el sistema proporcionaba 7,700, por lo que seguía siendo baja.
Huracán Gilberto en 1988
Tras el huracán Gilberto, en septiembre de 1988, el 90% de la población recibía 12 o más horas diarias de agua y en sectores elevados tenían el suministro de agua entre 6 y 12 horas diarias.
Todo ello, muestra diversas coincidencias con lo que actualmente vive Nuevo León.
elmm