Cubo Rubik: 50 años de romper cabezas

Además, el inventor de este juguete, Ernő Rubik, celebra su 80 aniversario.

Cubo Rubik, uno de los juguetes de destreza más populares. / Especial
Monterrey, Nuevo León /

Desde hace décadas se les puede ver en las tiendas de juguetes, en los grandes almacenes e incluso en los mercados populares, donde les tienen reservado un lugar; en muchas partes aún se vende este objeto lógico tridimensional que puede incluir los colores blanco, rojo, azul, naranja, verde y amarillo, y que nació con una firme e incuestionable función: la de jugar. Nos referimos al cubo de Rubik.

Aunque pocos saben resolverlo, se han establecido récords. Hay quienes lo acaban de conocer y ya se lanzaron al reto de solucionarlo, pero también quienes llevan toda la vida en esa constante búsqueda de acomodar cada color en sus seis caras... ¿algún día lo conseguirán? Este es el invento que revolucionó los juegos en el mundo y cuyo creador le dio su apellido.

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Cubo Rubik: 80 de vida y 50 de su máxima creación

Ernő Rubik está de plácemes, este 13 de julio cumplió 80 años, y su creación viene a tono porque lo inventó cerca de su cumpleaños, en la primavera de 1974, pero fue hasta el año siguiente que lo registró, el 30 de enero de 1975, por lo que este año se cumplen 50 de su creación y 49 años de su patente, y sobre todo de darle horas y horas de juego a quienes han osado desafiar sus posibilidades geométricas.

Y es tal su forma que desde su salida al mercado ha vendido más de 400 millones de ejemplares y como dato curioso, su creador, asegura que cualquiera podría haberlo inventado. 

La historia escrita del Cubo Rubik

Y es que su vida y la de su hijo, el Cubo, como él le llama, la ha consignado en su libro: “Rubik. La increíble historia del cubo que cambió nuestra manera de aprender y jugar” (Blackie Books), en el que asegura: no es fácil revelar todos los misterios del rompecabezas, pues con los años ha sido consciente que es más interesante dar respuestas a buenas preguntas que a las que le han hecho siempre.

Y sí, las respuestas a las preguntas más comunes las da en las primeras páginas. ¿Cómo lo inventó? Fue cuando se sentó a pensar en un problema geométrico y en cómo ilustrarlo, para el que escogió un cubo. ¿Tiene él un récord en resolverlo? Nunca se ha cronometrado, además no hay algún truco para resolverlo. Y la pregunta que más le hacen y que le resulta irritante: ¿Por qué inventó el cubo? Porque encontró un problema que se apoderó de su imaginación y ya no lo dejó escapar. 

¿Dónde nació el inventor del Cubo Rubik?​

Así, el inventor nacido en Budapest, Hungría, el 13 de julio de 1944, da a entender en su libro que le gustan los retos complicados y que esa historia mágica para muchos se abre en los detalles que le dieron la pauta a ser el niño de siempre: juguetón, inquieto, bajo el consejo de la buena literatura, como la del escritor francés Marcel Proust, quien en su obra “En busca del tiempo perdido”, su protagonista se remitía a la casa, de ahí salía todo.

El sueño geométrico que se volvió realidad

Ernő Rubik, el niño que adoraba los puzles geométricos y que siempre imaginó otros juegos posibles, jamás dejó de divertirse y soñaba con nuevos rompecabezas e ingenios matemáticos. Con los años vinieron los grandes destellos de la ingeniería y la destreza mental.

El arquitecto, escultor y diseñador en su obra acude a las memorias de uno de los objetos más icónicos de todos los  Para volverse locos, pero sin dejar de divertirse. tiempos. Y lo hace desde le conciencia plena de que el cubo tradicional, orgullo de su patente, el de 3×3×3, con el tiempo arrojó a otros integrantes de su familia: el de bolsillo, 2×2×2; el vengador: 4×4×4 o el del Profesor: 5×5×5. El caos, pues. Para volverse locos, pero sin dejar de divertirse. 

Erno Rubik cuenta su historia

Pero aquí uno de los tantos destellos de esta memoria prodigiosa y de este libro sin igual, como todo aquello que toca y mueve Rubik:

“Para mí la propia creación del Cubo, en sí misma, ya había sido un éxito. Cada fase del proceso contuvo minitriunfos y momentos de plenitud extraordinaria. Cuando fui capaz de conseguir que todos los cubos se mantuvieran unidos, por ejemplo, o cuando descubrí cómo hacer que se moviera en direcciones distintas, o cuando contemplé el desorden de los colores, o ese momento en el que, después de un mes de trabajo, fui capaz de resolverlo y de poner orden en el caos que había creado.

“Es una experiencia de éxito muy especial al alcance de cualquiera, una experiencia que se ha repetido y se repite millones y millones de veces” (Pág. 116).

Más de su narrativa revolucionaria:

Récord:

“El récord del mundo en resolver un cubo de 2×2×2 lo estableció en 2016 un chico polaco de trece años llamado Maciej Czapiewski, quien lo hizo en menos de un segundo. En 0,49 segundos, para ser precisos” (pág. 84).

Arte:

“El Cubo también se ha convertido en una musa artística. Lo puedes ver en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) formando parte tanto de la colección, como si fuera una obra original, como de la tienda de souvenires. Y aunque sea yo el responsable de los colores y del diseño, como pieza artística existe en su propio mundo, al margen de mí” (pág. 138). 

rcm

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