LEÓN.- En León una de las leyendas más conocidas de la época de los ochentas es el relato de la aparición del demonio en una funeraria que se ubicaba en la calle 20 de enero, justo en el corazón de la ciudad.
Cuenta la leyenda que un brujo procedente de San Francisco del Rincón, había hecho un pacto con el diablo para pedir un favor durante su vida y a sabiendas de que éste iba a reclamar su cuerpo en cuanto el brujo falleciera, acepto sus condiciones.
Horas antes de que el brujo falleciera, pidió a sus familiares que no le hicieran ningún ritual de despedida y que no lo velaran por ningún motivo. Éstos hicieron caso omiso y trasladaron el cuerpo a una funeraria de León llamada “Cristo Rey” para velarlo.
Cuando estaba la familia completa velando el cuerpo del brujo, sucedió algo insólito: un viento que soplaba muy fuerte ingresó a la funeraria provocando que la luz se fuera, los asistentes no podían ver en absoluto.
Cuando finalmente lograron encender una veladora, éstos fueron testigos de la presencia del Charro Negro que se encontraba a un costado del ataúd. La gente asustada por lo que estaban presenciando corrieron despavoridos.
La familia decidió regresar por el cuerpo del brujo, pero en el momento en el que ingresaron al lugar no vieron nada, ni siquiera el cuerpo del hombre. En la actualidad la funeraria permanece cerrada desde aquel hecho y muchas personas aseguran que se sienten observadas cuando pasan por el lugar.
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LEÓN.- En León una de las leyendas más conocidas de la época de los ochentas es el relato de la aparición del demonio en una funeraria que se ubicaba en la calle 20 de enero, justo en el corazón de la ciudad.
Cuenta la leyenda que un brujo procedente de San Francisco del Rincón, había hecho un pacto con el diablo para pedir un favor durante su vida y a sabiendas de que éste iba a reclamar su cuerpo en cuanto el brujo falleciera, acepto sus condiciones.
Horas antes de que el brujo falleciera, pidió a sus familiares que no le hicieran ningún ritual de despedida y que no lo velaran por ningún motivo. Éstos hicieron caso omiso y trasladaron el cuerpo a una funeraria de León llamada “Cristo Rey” para velarlo.
Cuando estaba la familia completa velando el cuerpo del brujo, sucedió algo insólito: un viento que soplaba muy fuerte ingresó a la funeraria provocando que la luz se fuera, los asistentes no podían ver en absoluto.
Cuando finalmente lograron encender una veladora, éstos fueron testigos de la presencia del Charro Negro que se encontraba a un costado del ataúd. La gente asustada por lo que estaban presenciando corrieron despavoridos.
La familia decidió regresar por el cuerpo del brujo, pero en el momento en el que ingresaron al lugar no vieron nada, ni siquiera el cuerpo del hombre. En la actualidad la funeraria permanece cerrada desde aquel hecho y muchas personas aseguran que se sienten observadas cuando pasan por el lugar.
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