Algunos grupos editoriales y escritores chilenos declinaron ser parte de la delegación de su país en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en rechazo a las decisiones políticas y administrativas tras las manifestaciones sociales que ocurren desde el pasado 18 de octubre.
Desde ese día, el país sudamericano es escenario de protestas tras el alza de 30 pesos chilenos (alrededor de 80 centavos mexicanos) en la tarifa del transporte público de Santiago de Chile, que desató el descontento por la creciente desigualdad social en el país.
Uno de los expositores que se restaron fue la Cooperativa de Editores La Furia, quienes, en vez de poner sus libros a la venta en el stand, determinaron regalar en ese espacio el texto Chile furioso, donde explican su visión respecto a la crisis social que vive su país.
“Nos parece imperativo no colaborar con instituciones de un Estado que se ha mostrado represivo y violento en contra de su propio pueblo”, argumentaron en el texto.
Hasta el momento las autoridades investigan la muerte de 23 personas durante las protestas. Se han registrado heridos con daño ocular permanente, denuncias contra las autoridades policiales y militares por violaciones a los derechos humanos, saqueos a locales comerciales... Todo esto ha generado cuestionamientos al mundo político chileno, en especial al gobierno de Sebastián Piñera.
En entrevista, Paula Larraín, secretaria ejecutiva del Consejo del Libro y la Lectura, perteneciente al Ministerio de Cultura, sostuvo que “respetamos las decisiones que cada uno pueda tomar a raíz de lo que estamos viviendo. Es clave que no dejemos de mirarnos, de escucharnos, de respetarnos para que podamos seguir construyendo en conjunto”.
El día de la inauguración de la FIL, un grupo de manifestantes recorrió pacíficamente el recinto para dar a conocer las demandas sociales que hay en países como Chile, Bolivia y Colombia. Larraín descartó un eventual reforzamiento al sistema de seguridad del evento. “Es un espacio absolutamente libre para manifestarse con la creatividad como quizá pueda pasar estos días”.
El dibujante chileno Malaimagen fue uno de los que sí decidieron asistir a la FIL como plataforma para evidenciar su rechazo a las decisiones políticas del gobierno de Chile. “La situación está complicada y lo único que espero es que se logren cambios, que el gobierno de Sebastián Piñera dé un brazo a torcer porque han sido absolutamente torpes, lentos y muy mezquinos y miserables en su forma de responder a estas demandas. Solo han respondido con más represión”.
Malaimagen se caracteriza por utilizar la sátira política en sus trabajos, por eso también decidió venir a este evento. “Creo que es válido no haber venido y también es válido venir y hablar de lo que está ocurriendo en Chile. Queda en un segundo plano el trabajo que uno trae. Yo venía a presentar un libro (Colusión), pero cada vez que he tenido un micrófono adelante he venido a hablar de lo que está pasando en Chile porque creo que eso es lo prioritario”.