PARÍS. - Papille ronronea satisfecha cuando su dueño le frota la parte posterior de la cabeza, con su pelo brillante y sus ojos de un verde penetrante, mientras vuelve a mostrar su personalidad cariñosa tras recuperarse de COVID-19.
La gata de nueve años es el primer caso conocido de una mascota infectada por coronavirus en Francia. Sólo ha habido un puñado de casos reportados a nivel mundial. La fuente más probable de infección: sus dueños contagiados de coronavirus.
"No sabíamos qué le pasaba", recordó Brian, el dueño de Papille, quien pidió a Reuters no revelar el apellido porque su familia recibió mensajes de odio en las redes sociales luego de que su gata se enfermara.
"A mi mamá le pareció extraño que presentara los mismos síntomas que un humano: fatiga, tos y episodios de cansancio. Nos dijimos, 'tal vez sea COVID-19. Improbable, pero podría ser'", agregó.
Su intuición resultó ser correcta.
Brian, de 24 años, mostró síntomas de COVID-19 a fines de marzo. El empleado de una planta petroquímica tomó una licencia en su trabajo y se autoaisló en su casa, en la que vive con sus padres. Varios días después su madre, Florence, tenía fiebre alta y se sentía agotada.
Su prueba dio positivo. Mientras Florence se recuperaba en cama, Papille se acurrucaba con ella, contó Brian. Luego Papille se enfermó.
"No se podía parar, no reaccionaba cuando la llamábamos. Apenas levantaba la cabeza", dijo Brian. "Fuimos nosotros quienes le transmitimos el virus".
Papille fue testeada en una importante escuela nacional de veterinaria en el sudeste de París.
"La transmisión de humano a animal no es algo imposible, pero es muy rara", dijo Renaud Tissier, director científico de la Escuela Nacional de Veterinarios de Alfort. "No tenemos casos de humanos infectados por mascotas", agregó.
cog
PARÍS. - Papille ronronea satisfecha cuando su dueño le frota la parte posterior de la cabeza, con su pelo brillante y sus ojos de un verde penetrante, mientras vuelve a mostrar su personalidad cariñosa tras recuperarse de COVID-19.
La gata de nueve años es el primer caso conocido de una mascota infectada por coronavirus en Francia. Sólo ha habido un puñado de casos reportados a nivel mundial. La fuente más probable de infección: sus dueños contagiados de coronavirus.
"No sabíamos qué le pasaba", recordó Brian, el dueño de Papille, quien pidió a Reuters no revelar el apellido porque su familia recibió mensajes de odio en las redes sociales luego de que su gata se enfermara.
"A mi mamá le pareció extraño que presentara los mismos síntomas que un humano: fatiga, tos y episodios de cansancio. Nos dijimos, 'tal vez sea COVID-19. Improbable, pero podría ser'", agregó.
Su intuición resultó ser correcta.
Brian, de 24 años, mostró síntomas de COVID-19 a fines de marzo. El empleado de una planta petroquímica tomó una licencia en su trabajo y se autoaisló en su casa, en la que vive con sus padres. Varios días después su madre, Florence, tenía fiebre alta y se sentía agotada.
Su prueba dio positivo. Mientras Florence se recuperaba en cama, Papille se acurrucaba con ella, contó Brian. Luego Papille se enfermó.
"No se podía parar, no reaccionaba cuando la llamábamos. Apenas levantaba la cabeza", dijo Brian. "Fuimos nosotros quienes le transmitimos el virus".
Papille fue testeada en una importante escuela nacional de veterinaria en el sudeste de París.
"La transmisión de humano a animal no es algo imposible, pero es muy rara", dijo Renaud Tissier, director científico de la Escuela Nacional de Veterinarios de Alfort. "No tenemos casos de humanos infectados por mascotas", agregó.
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