SANÁ. - En el centro de la capital yemení, Saná, una ciudad azotada por años de guerra y meses de pandemia, una fila de jóvenes vestidas con uniformes rojos, blancos y negros golpean sacos de boxeo y practican autodefensa.
En un rincón, una madre observa con orgullo cómo una instructora le muestra a su hija cómo frustrar el ataque de un agresor armado.
Las niñas son estudiantes del gimnasio Academia, un proyecto creado por la campeona de kickboxing yemení Seham Amer.
"En la sociedad yemení, la gente teme por las niñas", dijo. "Muchas vienen a entrenar para aprender defensa personal, otras entrenan para estar en forma", agregó.
Amer abrió el gimnasio para empoderar a mujeres y niñas en la ciudad en 2015, un año después de que el grupo hutí, alineado con Irán, tomara el control de Saná y la mayor parte del norte de Yemen después de derrocar al gobierno del presidente Abd-Rabbu Mansour, respaldado por Arabia Saudita.
Los hutíes ahora están librando una batalla con la coalición liderada por Arabia Saudita, una guerra que ha dejado más de 100 mil muertos en Yemen y reducido a escombros gran parte de la capital.
Pero las clases han seguido dándose en medio de los combates y las restricciones impuestas para contener la propagación del coronavirus.
Partes del programa incluso se han expandido, dijo Amer, quien ganó medallas de oro y plata en competencias internacionales de kickboxing, y premios y certificados en otras artes marciales.
"Antes teníamos un problema con las niñas que dejaban de entrenar entre los 12 y los 14 años porque no podían continuar con entrenadores varones", dijo. "Siento que he cambiado eso ahora, mujeres mayores vienen a entrenar conmigo en el gimnasio", agregó.
Alrededor de 50 mujeres y niñas se han inscrito en programas de kickboxing, karate, kung fu y otros.
"Lo primero que sucedió cuando empecé a entrenar fue que perdí peso, luego mi autoconfianza aumentó y mi personalidad se fortaleció", dijo Dhikra, una de sus estudiantes.
cog
SANÁ. - En el centro de la capital yemení, Saná, una ciudad azotada por años de guerra y meses de pandemia, una fila de jóvenes vestidas con uniformes rojos, blancos y negros golpean sacos de boxeo y practican autodefensa.
En un rincón, una madre observa con orgullo cómo una instructora le muestra a su hija cómo frustrar el ataque de un agresor armado.
Las niñas son estudiantes del gimnasio Academia, un proyecto creado por la campeona de kickboxing yemení Seham Amer.
"En la sociedad yemení, la gente teme por las niñas", dijo. "Muchas vienen a entrenar para aprender defensa personal, otras entrenan para estar en forma", agregó.
Amer abrió el gimnasio para empoderar a mujeres y niñas en la ciudad en 2015, un año después de que el grupo hutí, alineado con Irán, tomara el control de Saná y la mayor parte del norte de Yemen después de derrocar al gobierno del presidente Abd-Rabbu Mansour, respaldado por Arabia Saudita.
Los hutíes ahora están librando una batalla con la coalición liderada por Arabia Saudita, una guerra que ha dejado más de 100 mil muertos en Yemen y reducido a escombros gran parte de la capital.
Pero las clases han seguido dándose en medio de los combates y las restricciones impuestas para contener la propagación del coronavirus.
Partes del programa incluso se han expandido, dijo Amer, quien ganó medallas de oro y plata en competencias internacionales de kickboxing, y premios y certificados en otras artes marciales.
"Antes teníamos un problema con las niñas que dejaban de entrenar entre los 12 y los 14 años porque no podían continuar con entrenadores varones", dijo. "Siento que he cambiado eso ahora, mujeres mayores vienen a entrenar conmigo en el gimnasio", agregó.
Alrededor de 50 mujeres y niñas se han inscrito en programas de kickboxing, karate, kung fu y otros.
"Lo primero que sucedió cuando empecé a entrenar fue que perdí peso, luego mi autoconfianza aumentó y mi personalidad se fortaleció", dijo Dhikra, una de sus estudiantes.
cog