ESPECIAL. – Un médico en Texas, Estados Unidos, utilizó su propio esperma para engendrar al menos siete hijos en pacientes con problemas de fertilidad, ya que el semen de los donantes no funcionaba, informaron medios de aquel país.
Dicho caso salió a la luz luego de 30 años, pues una de sus hijas por inseminación se realizó una prueba de ADN y descubrió la verdad.
Pese a esto, el médico Kim McMorries ahora asegura que no haber roto ninguna ley.
Previamente, la joven manifestó que cuando su madre pasaba por el proceso de concepción, aprobó que un "donante local" proporcionara esperma "reciente" cuando las donaciones de personas de fuera del estado habían fallado.
Sin embargo, el médico decidió mezclar su propio esperma con el de un donante "primario" para lograr una "inseminación mejorada". Con este antecedente, la Junta Médica de Texas ha iniciado las investigaciones correspondientes, alegando una presunta "conducta poco profesional y poco ética".
No obstante, la técnica empleada por McMorries no es un delito en la mayoría de estados de la Unión Americana.
El estado de Texas aprobó apenas en 2019, calificar como agresión sexual actos como este.
Por lo tanto, cuando el doctor involucrado tomó la decisión de utilizar su propio esperma, no era ilegal.
"Cuando esto ocurrió, no se consideró incorrecto", señaló McMorries en un correo electrónico enviado el año pasado a la joven, argumentando que, en ese entonces, nadie consideró las consecuencias de las pruebas genéticas.
A pesar de que el especialista no puede ser acusado de cargos criminales, la organización médica planea imponer sanciones que podrían incluir la revocación de su licencia por transgredir el principio de "consentimiento informado" cuando utilizó su propio semen en pacientes que no lo sabían.
Bajo este contexto, el doctor presentó una demanda contra la junta el 12 de noviembre para seguir ejerciendo la profesión, alegando un estatuto que contempla limitaciones de tiempo para la imposición de sanciones.
Asimismo, afirma que el organismo está respondiendo a las presiones ejercidas por los medios de comunicación por la amplia cobertura del caso.
cog