En el año 2021, una joven y su hermano vivieron una experiencia traumática en Los Ángeles que marcaría un antes y un después en sus vidas. Ambos habían decidido tomar un vuelo hacia Estados Unidos debido a que las fronteras terrestres estaban cerradas debido a la pandemia de Covid-19.
La situación en ese entonces era incierta, y las opciones para ingresar al país eran limitadas. Fue así como tomaron la decisión de viajar por aire, con la esperanza de que pudieran entrar sin problemas.
Oficiales de migración les revisaron hasta el celular
Al llegar al aeropuerto, ambos se encontraron con una serie de controles migratorios estrictos. La joven recuerda que, al momento de abordar, uno de los oficiales de migración se acercó a ella, le pidió su documentación y la interrogó sobre su ocupación. Tras una breve charla y una revisión minuciosa, el oficial la dejó ingresar al país, dándole la bienvenida a los Estados Unidos. Sin embargo, el proceso de entrada para su hermano fue completamente distinto.
Mientras ella esperaba que su hermano pasara por el mismo procedimiento, se dio cuenta de que el trato que recibía él no era el mismo. Un oficial lo estaba atendiendo de manera despectiva y, en un momento, le pidió su cartera para ver cuánto dinero llevaba consigo.
La situación se complicó cuando los oficiales descubrieron en los registros que su hermano había ingresado a Estados Unidos un mes antes, acompañado de sus padres para una fiesta familiar. Sin embargo, la joven no había asistido, por lo que su nombre no figuraba en los registros. Esto despertó sospechas en el oficial, quien comenzó a insinuar que el hermano podría estar en el país trabajando de manera ilegal.
A pesar de las explicaciones de la joven, los oficiales decidieron detener a su hermano bajo la acusación de que su propósito en Estados Unidos era trabajar ilegalmente. Ante esta situación, la joven fue arrestada también, pues al viajar con su hermano, los migrantes asumieron que ambos tenían la misma intención de trabajo no autorizado.
Finalmente, después de una exhaustiva revisión sin hallazgos concluyentes, los oficiales decidieron que ambos tenían la intención de trabajar ilegalmente en el país. La joven y su hermano fueron penalizados, y les retiraron la visa, dejándolos sin la posibilidad de tramitar una nueva en los próximos cinco años.
Lo más difícil de esta experiencia fue la forma en que los hermanos fueron tratados, ya que los separaron y regresaron a México en vuelos distintos. Ambos se sintieron impotentes y desilusionados, ya que, pese a sus explicaciones, no lograron demostrar que su propósito era únicamente visitar el país. Lo único que les quedó fue el dolor de ser acusados injustamente y la frustración de saber que las decisiones de los oficiales fueron tomadas sin considerar sus versiones de los hechos.
D.G