Mujer se CASÓ con el SOCIO de su esposo fallecido en Argentina: “me volví a enamorar”

Pilar contó que, tras una terrible depresión, comenzó a ir a terapia y su apoyo siempre fue el socio de su marido fallecido.

Boda | Especial
Argentina /

Pilar y Diego tenían una historia de amor ejemplar, sin embargo, ocurrió un accidente automovilístico que acabó con la vida de Diego y su hijo mayor. La mujer se quedó a cargo de la familia y de la empresa que les daba sustento.

Tras la lamentable noticia, ocurrida en Argentina, la mujer recibió gran apoyo por parte del socio de Diego, quien se quedó como encargado del negocio, pero también de la familia, lo cual impactó a muchos usuarios al conocer la historia.

Pilar contó al medio Infobae, que, tras una terrible depresión, comenzó a ir a terapia, después se vinieron más problemas económicos y su apoyo seguía siendo el socio de su ex esposo.

"Entré en un pozo depresivo del que no podía salir. Empecé terapia los cinco días de la semana. Las chicas también iban, pero parecían estar un poco mejor que yo. Encima estaba acorralada por los problemas económicos. El socio de mi marido venía a contarme lo que pasaba y me consultaba, pero yo no tenía idea de nada. Él me veía muy mal y un tiempo después me aconsejó vender la casa, cambiar de escenario" confesó al medio citado.

¿Cómo se enamoraron?

El negocio familiar de fabricación de muebles era la principal fuente de ingresos de la familia argentina, y el contador Tiburcio era el principal administrador. La relación profesional escaló a una amistad honesta, y ahí surgió el amor.

"Esa vez sentí que habíamos vuelto a ser cinco en la mesa. Que éramos como una familia de nuevo. Y pude reírme por primera vez con una tontería que dijeron las chicas. Me había llevado más de dos años. La culpa que sentí por oír mi propia carcajada me dejó helada. Tiburcio se dio cuenta y se levantó de su silla y me abrazó cariñosamente delante de las chicas que siguieron comiendo como si nada", narró la mujer.

¿Quién era el socio?

El socio del esposo era un hombre divorciado, padre de una niña que hizo amistad con las dos pequeñas de Pilar, quienes eran la única familia que le quedaba.

El tabú condicionó el romance que nació entre los dos adultos, ya que ninguno quería traicionar la memoria del hombre trabajador que fundó y consolidó la empresa con su esfuerzo. Pero el corazón no iba a rendirse.

Dos años de salidas inocentes con las hijas de ambos fueron suficientes para construir los cimientos de un cariño desinteresado, del que ella tomó iniciativa impulsada por su terapeuta.

"Me parecía mentira después de tanto dolor, pero me había vuelto a enamorar. Tiburcio era la persona que más nos contenía, cuidaba a mis hijas y a la empresa", explicó la viuda.

El respeto que tuvieron todo el tiempo convenció a los conocidos de Tiburcio y Pilar que una relación entre ambos, aunque peculiar, no tendría ningún efecto negativo en ellos o las niñas.

"Me sentí fuerte para enfrentar al mundo y siempre con la ayuda de mi terapeuta, unos meses después comunicamos la noticia a todos. ¡Claro que primero se lo dijimos a las chicas! La noticia fue que estábamos juntos, que pensábamos casarnos y vivir los cinco en mi casa de Olivos. Ah ¡y qué íbamos a hacer un cuarto más para Lucrecia! Dijimos todo de una, actuamos rápido y sorprendimos a todos", reconoció la enamorada.

El medio argentino está siempre abierto a recibir historias de amor en su correo electrónico: amoresreales@infobae.com



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