Lucy Dawson es una mujer británica de 27 años que actualmente es modelo, cuenta con 190 mil seguidores en Instagram y tiene un ritmo de vida normal, sin embargo, arrastra una historia de su pasado que no ha sido fácil para ella.
Cuando Lucy estaba en su último año de estudio de criminología en la Universidad de Leicester en 2016, empezó a presentar un completo cambio de personalidad.
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“En el transcurso de la semana mi comportamiento dio un giro completo. Pasé de ser jovial, animada y social a estar totalmente deprimida y llorar todo el tiempo”, explicó Lucy.
La mujer solía decir que estaba gorda y fea, que no le gustaba a nadie, no tenía pareja e iba a dejar su carrera. Y durante una madrugada, las compañeras de Lucy se despertaron por sus gritos, la llevaron al hospital y les dijeron que sufría ataques de pánico causados por estrés.
Los médicos le dijeron a Lucy que hiciera ejercicios de respiración y la enviaron de vuelta a casa, pero a la mañana siguiente, volvió a gritar y sus padres tuvieron que ir a verla, y se dieron cuenta de que ella misma había destrozado su habitación, por lo que la llevaron a otro hospital, e incluso en el camino trató de saltar del automóvil en movimiento.
Diagnóstico equivocado
Una vez en el hospital, los doctores le dijeron a los padres de Lucy que ella sufría un colapso mental, y era necesario internarla en un pabellón psiquiátrico, donde estuvo tres meses. Fue tratada con medicamentos antipsicóticos, pero su estado de salud empeoró.
Luego de un mes que Lucy había entrado al hospital, a sus 21 años, los médicos informaron a sus padres que tendría que someterse a una terapia electro convulsiva o si no moriría.
Sin embargo, antes de Navidad de 2016, Lucy fue dada de alta de la unidad psiquiátrica y en enero su familia la recibió, pero el diagnóstico real salió a la luz: resulta que en realidad había tenido una encefalitis, es decir, una inflamación del cerebro.
“Tuve que aprender todo de nuevo, desde cero, a hablar, a caminar. No podía leer ni escribir y estaba absolutamente devastada”, dijo la modelo.
Para Lucy fue difícil caminar, mientras seguía deprimida, hasta que un año después de haber sido dada de alta, se dio cuenta de que no podía caminar de manera correcta. Ya que cuando estuvo internada, tuvo una quemadura de tercer grado que atravesaba toda la cara izquierda de su glúteo.
La quemadura, que sufrió con un radiador, le atravesó el nervio ciático, paralizándole la parte inferior de la pierna de forma permanente. Sin embargo, logró recuperarse gracias al canto, juegos de palabras diarios y caminar a distancias cortas con un andador, e incluso pudo terminar su carrera.
Ahora Lucy lleva una férula en una pierna y usa un bastón, fue contratada por la agencia de modelos Zebedee, y asegura que no le avergüenza posar en lencería.
“Quién sabe lo que me depara el futuro. Si mi experiencia me ha enseñado algo es que realmente no puedes planificar tu vida”, manifestó la modelo.
AA