ESPECIAL.- La pandemia fue vivida en diferentes sentidos para cada uno de los seres humanos, el encierro fue sin duda la soledad para pensar y ver la oportunidad de abrir un negocio o trabajar en ese proyecto que parecía quedarse en un archivero, también fue otra forma de vivir la contingencia.
Aunque para otros tantos fue una oportunidad de reinventarse, reencontrarse con ellas mismas y vivir un tiempo con el aislamiento que puede que a muchas personas les funcione, como es el caso de Valentina Miozzo, quien se mudó al extremo y frío norte de Noruega.
La joven italiana de la región de Emilia Romagna, era una guía turística y acompañaba a cientos de italianos en sus viajes fuera del país.
"Todo estaba concentrado en el turismo", destaca. "Mi vida la pasé viajando, estaba fuera de casa unos seis meses al año".
Debido a la llegada del coronavirus, toda la industria de viajes se vino abajo y esto frenó cualquier posibilidad de seguir trabajando, fue ahí cuando se vio en la necesidad de trabajar de forma virtual en blogs y realizando cualquier tipo de trabajo promocional.
El virus comenzó a tener un declive y cuando parecía estar bajo control en el verano europeo del 2020, llegó una oferta de trabajo que consistía en administrar una casa en el círculo polar ártico, pues no tuvo que pensarlo ni un segundo y lo aceptó.
"¿Estaba asustada? No, lo vi como una oportunidad para visitar lugares que quizás no habría escogido nunca". E insiste en que "como ya no podría hacer mi trabajo, esta era una manera de viajar y vivir otra realidad, de una manera más estática, seguro, pero en una parte del mundo que no conocía y que me fascinaba", dijo la vóven aventurada.
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