Una mujer que se vio obligada a romper el cristal de una veterinaria en Reynosa, Tamaulipas, con la intención de rescatar a su perrita, ya que en dicho lugar no se la querían entregar.
A través de un grupo de Facebook, una persona identificada como Anathanay Tijerina, expuso que acudió a una veterinaria ubicada en el Bulevar Hidalgo en Reynosa, siendo la primera vez que llevaba a su mascota ahí.
Después de pedir el servicio, dejó a su mascota, a pesar, dijo, que la encargada tuvo una “actitud pésima, arrogante y su complejo de superioridad”.
Al paso de unas horas, la mamá de Anathanay recibió la llamada desde la veterinaria para avisar que ‘Granada’, como se llama la perrita, estaba lista.
Al llegar al lugar, ya estaba por entregarle a Granada, sin embargo, de pronto la propietaria de la veterinaria se arrepintió y dijo que no era la mascota de Anathanay.
“Llega al establecimiento y la atiende una de las empleadas y le entrega a Granada así todo bien, cuando ya estaban poniéndole el collar le arrebata a Granada alegando que esa no es y mi Granada obviamente nos reconoce y ella terca que no era”.
Así que la mamá de Anathanay le pidió que escaneara el chip que tiene la perrita para que terminara la confusión.
“Ella se negó rotundamente e ignoró a mi madre, me llama y sabiendo la situación pues me llené de temor, rabia y tantas emociones al experimentar esta sensación de peligro para mi perrita ya que querían entregarnos otro perro pues fue horrible”, relató la mujer.
Cabe mencionar que en el establecimiento había dos perritas de la misma raza y por ello había la posibilidad de entregar la equivocada a la mujer.
“Llego al establecimiento y le pido que me entregue a mi Granada, ella se niega a hacerlo. Como cualquier persona que ama a su mascota me alteré y le exigí que me lo entregara a la de ya. Al verme gritarle exigiéndole mi perrita ella optó por encerrarse en la parte de atrás del establecimiento y encerrarme a mí y mi madre dentro del lugar, entré en pánico al estar privada de mi libertad y que le gritaba que abriera la puerta para salir, pero ella jamás lo hizo”.
En ese momento se dio cuenta que la perrita estaba muy cerca, así que la sacó de la jaula.
“Después de liberarla yo le gritaba y frente a la cámara que me abriera la puerta y jamás lo hizo, en mi desesperación y temiendo que por su actitud tan poco profesional llegué a pensar que era algún tipo de secuestro o algo así y al ver que ella no me abría, pues que quiebro la puerta con unas patadas voladoras exponiéndome a cortarme y mi madre igual”.
Luego de hacer esto y temiendo por su integridad, cuenta que regresó a Estados Unido, pero adelanta que el caso seguirá pues pedirá que se investigue su establecimiento “con el fin de proteger a nuestras mascotas que tanto amamos”.
PGG