El Día de Muertos es una tradición mexicana que tiene como objetivo recordar y honrar a los difuntos. Para hacerlo se necesita de algunos elementos característicos, destacando la ofrenda, que se pone para recibir a aquellas personas que partieron antes.
Las ofrendas de Día de Muertos están inscritas en la Lista Representativas del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Con ella se comparte con los difuntos el pan, la fruta, agua y otros manjares culinarios que le gustaban al difunto en vida.
“Ofrendar es estar cerca de nuestros muertos para dialogar con su recuerdo, con su vida. La ofrenda es el reencuentro con un ritual que convoca a la memoria”, explicó el gobierno de México.
La ofrenda es resultado de una mezcla cultural de las culturas mesoamericanas y los conquistadores europeos. Los españoles agregaron flores, ceras, velas y veladoras; mientras que los indígenas colocaron un sahumerio de copal, comida y flores de cempasúchil.
“La ofrenda, tal y como la conocemos hoy, es también un reflejo del sincretismo del viejo y el nuevo mundo. Se recibe a los muertos con elementos naturales, frugales e intangibles -incluimos aquí las estelas de olores y fragancias que le nacen a las flores, al incienso y al copal”.
¿Qué sí debe llevar una ofrenda de Día de Muertos?
La ofrenda de Día de Muertos debe de contar con varios elementos esenciales, pues si falta uno, se perdería -aunque no del todo- el encanto espiritual que rodea al patrimonio religioso mexicano, pues cada uno tiene su razón de ser y su propia carga de misticismo. Esto es lo que sí debe ir en una.
- Agua: se le ofrece a los difuntos para que calmen su sed después de un largo recorrido desde el más allá y para que regresen fortalecido. En algunas culturas el agua también simboliza la pureza del alma
- Sal: es un elemento de purificación y sirve para que el cuerpo no se corrompa en el viaje que emprende cada año
- Velas y/o veladoras: en la antigüedad se usaban rajas de ocote, pero ahora se cambiaron por cirios en diferentes formas. La flama significa la luz, la fe y la esperanza. Sirve también como guía para que las almas puedan llegar a sus antiguos lugares y alumbrar el regreso al más allá
- Copal e incienso: el copal era ofrecido por los indígenas a sus dioses debido a que el incienso no era conocido, pues llegó al país con los españoles. Sirve como un elemento que enaltece las oraciones y limpia al lugar de malos espíritus
- Flores: son un símbolo de festividad por sus colores y aromas. Adornan el lugar durante la estancia de las almas. La flor de cempasúchil deshojada también simboliza el camino de color y olor que siguen las ánimas
- Comunidad
- El petate: funciona para que las almas descansen y coman en él, usándolo de mantel para disfrutar de sus ofrendas
- El izcuintle: en las ofrendas para niños no debe faltar el perrito izcuintle en juguete, que sirve para que las pequeñas ánimas se sientan contentas al llegar al banquete
- Pan: reconocida por la iglesia como el “cuerpo de Cristo”, el pan es un ofrecimiento fraternal, por lo que es uno de los elementos más esenciales en el altar.
Otros objetos que también pueden ir en la ofrenda de Día de Muertos
Además de los ya mencionados, que suelen ser los elementos más tradicionales para una ofrenda de Día de Muertos, con el pasar del tiempo se han agregado algunos otros, que hoy ya son clásicos y aceptados a la hora de poner este altar para los primeros días de noviembre.
- Retrato: quiere decir que ella o él serán quienes visitarán la ofrenda, pues se les recuerda y el altar fue construido en su honor
- Imágenes de santos: sirven como medio de relación entre vivos y muertos, además de que son sinónimo de buenas relaciones sociales y de la paz en el hogar
- Mole: es el platillo favorito que ponen en el altar muchas personas indígenas en México; puede ser acompañado por barbacoa y consomé. Los platillos dejan aromas y es un banquete para quienes nos visitan. La comida, en general, tiene como función deleitar al ánima
- Chocolate: la tradición prehispánica dice que los invitados tomaban chocolate preparado con agua. La bebida era usada por el difunto para bañarse, de manera que los visitantes se impregnaban de la esencia del difunto
- Calaveritas de azúcar: son alusión a la muerte siempre presente, en el caso de las medianas. Las chicas son dedicadas a la Santísima Trinidad y la grande al Padre Eterno.
- Licor: es para que recuerde los grandes acontecimientos agradables durante su vida y se decida a visitarnos.
Además de estos elementos, el altar puede ser adornado con papel picado, con telas de seda y satín donde descansan también figuras de barro, incensario o ropa limpia para recibir a las ánimas.
¿Qué cosas NO se deben poner en una ofrenda de Día de Muertos?
Debido a que las ofrendas de Día de Muertos suelen variar en su estructura y no todas contienen lo mismo, hoy se es más flexible en cuanto a los elementos que no deben ser colocados, aunque hay algunos que se deben evitar:
- Fotos de personas vivas: se cree que, durante el Día de Muertos, las puertas entre ambos mundos se abren, por lo que colocar la foto de una persona viva podría traerle a ésta energías no deseadas. Además, el altar es un espacio sagrado para los difuntos, por lo que la foto de una persona viva podría ser considerado una ruptura en el espacio de honra y recuerdo
- Fotos de personas que acaban de fallecer: según la leyenda del Mictlán, aquellas personas que murieron después del mes de agosto del año en curso no deben considerarse para la ofrenda. Esto se debe a que su fallecimiento es tan reciente que su alma aún se encuentra camino hacia su encuentro con el señor de la muerte Mictlantecuhtli y la diosa Mictlancihuatl
- Objetos cotidianos: celulares o laptops, por ejemplo, deberían quedar afuera de la ofrenda, pues no están relacionados a la honra de los seres queridos. Se debe dejar afuera cualquier objeto que no respete la solemnidad de la persona.
KT