ESPECIAL. – Durante los últimos años se han puesto de moda términos como “perrhijo”, “gathijo”, etc. para describir a quienes tratan a sus mascotas como a un ser humano parte de su familia, además cada vez son más comunes las publicaciones sobre personas que llevan a sus animales a lugares como spas y restaurantes no como acompañantes, sino a recibir la atención del personal que ahí labora y que decir de los millonarios que gastan considerables sumas de dinero en comprar juguetes, ropa, joyas y hasta casas a sus animales de compañía.
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Todo ello formaría parte de un trastorno denominado “petofilia”; el cual no se determinaría por conductas concretas, sino por comportamientos derivados del apego de una persona con su mascota.
De acuerdo con información consignada en la revista Muy Interesante, la “petofilia” se distingue cuando: “el afectado solo siente satisfacción cuando tiene contacto con seres irracionales y se aísla de su entorno, si limita completamente su forma de vivir o si el individuo enganchado a este vínculo anómalo quiere desligarse de él pero se siente incapaz de hacerlo”.
Cabe mencionar que, el autor del artículo, el periodista Luis Otero, recalca que no es malo o patológico sentir y expresar afecto por los animales, el problema surge cuando se busca humanizar a las mascotas con comportamientos extremos como: “vestirlos como muñecas, ponerles joyas o llevarles al spa” lo que se puede interpretar como un intento del humano para “robarles su verdadera naturaleza y faltarles al respeto”.
Con información de Muy Interesante.
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