ESPECIAL.- Una joven llegó al consultorio de la tanatóloga Delia Armida Robles Zavala cargando a su perro muerto envuelto en una cobija, no podía emitir ni una palabra; su única reacción ante el fallecimiento de su mascota fue el llanto y gritos, por lo que su madre la llevó con la especialista.
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“La joven decía que no quería separarse del perro, no lo quería soltar, estaba en una desesperación terrible, hasta que junto con otra doctora logramos que aceptara que su perro tenía ya que descansar y que por el gran amor que le tenía, debía dejar que lo incineraran”, relató Robles Zavala.
Para la integrante de la Asociación Mexicana de Tanatología, este es un ejemplo de un vínculo tan profundo y que representa el amor por un animal, el cual es cada vez más común entre la población.
“Ahorita muchos jóvenes no quieren hijos, quieren mascotas. Es una manera de proyectar el amor en otro ser vivo”, sostuvo.
Aseveró que el dolor por la muerte de las mascotas es uno de los más grandes, incluso para algunas personas puede superar el que sintieron por los decesos de alguno de sus familiares. “El fallecimiento de la mascota puede despertar en nosotros emociones tan profundas y tan dolorosas, como las sentidas por una pareja o por un hermano y a veces hasta por un hijo. Porque muchas veces las mascotas se convierten en todas esas personas que dejan de estar a nuestro lado”, dijo.
Robles Zavala consideró que las mascotas son importantes y que el dolor que produce su partida no sólo es por la muerte, sino que en algunos casos puede presentarse ese sentimiento cuando se las roban, se pierden o incluso cuando las llegan a secuestrar.
Indicó que el duelo por la muerte de las mascotas depende de las circunstancias, ya que no es lo mismo cuando el animal ha estado con su propietario desde cachorro y su deceso es por muerte natural, que cuando el deceso fue por un accidente, porque ahí se suma el dolor y la culpa por lo sucedido.
Etapas en el duelo
La especialista dijo que hay varias etapas del duelo por una mascota; pueden ser negación o también un estado de shock, en donde la persona se resiste a aceptar el deceso de su animal de compañía.
“También podemos pasar por la etapa de la gran rabia, del coraje, de por qué a mí, por qué a ella, por qué a nosotros. Y muchas veces el coraje es hasta contra el veterinario, pues pensamos que no la trató como debía o el lugar no era el adecuado; surgen tantas imágenes alrededor de esto y queremos echarle la culpa a alguien de todo”, indicó.
También, señaló, la persona que perdió a su animal de compañía puede caer en depresión. “En el caso de un viudo o una viuda, pues los hijos ya partieron cada uno para hacer su vida, y de repente están solos con su mascota y si ésta muere, es como arrancarle el último pedazo de corazón”, sostuvo.
Añadió que mucho de ese amor tan profundo que sienten por la mascota rebasa cualquier otro, ya que estos animales sirven para poder canalizar y sacar esa tristeza que a lo mejor se ha postergado.
El duelo por las mascotas está presente también en redes sociales y ayer una tendencia en Twitter fue #TeExtrañoLomito, donde los usuarios subieron fotografías de sus animales de compañía que ya fallecieron.
IHL