Las tarjetas bancarias, tanto de débito como de crédito son herramientas útiles para el consumidor, aunque muchas veces existen algunas dudas sobre la composición e información que revelan las mismas en el plástico.
Cuando poseemos uno de estos productos financieros, independientemente del banco al que pertenezca, hay elementos que casi siempre están presentes y visibles, como el número de la tarjeta, la fecha de vencimiento de la misma o el código de seguridad, generalmente usado para validar las transacciones electrónicas.
Otro de los elementos que componen a la tarjeta bancaria, es el espacio para que el usuario estampe su firma, pues anteriormente, los comercios la usaban para identificar o corroborar la identidad de la persona que se encontraba realizando una transacción con ella.
¿Qué pasa sino firmo mi tarjeta?
Como se mencionó, la firma en la tarjeta tanto de débito como de crédito sirve esencialmente para verificar la identidad de quien la usa, sin embargo, en la actualidad ya hay diversas tecnológicas alrededor de las transacciones bancarias para controlar el tema de la suplantación y/o en general de la seguridad al momento del consumo.
Una de las más usuales es el Número de Identificación Personal (NIP), el cual es solicitado casi siempre al momento de realizar compras físicas en todo tipo de establecimientos. Esta es una clave a cuatro dígitos que se supone solo debe conocer el titular de la cuenta/tarjeta.
Cabe destacar que hay bancos o tipos de tarjetas con las cuales el NIP solo es solicitado cuando se realiza una compra de una cantidad considerable de dinero, por lo que generalmente se puede gastar 50 o hasta 100 pesos mexicanos sin que la terminal pida la clave.
En otros casos, los bancos echan mano de la tecnología contactless o sin contacto, la cual se basa en un reconocimiento por parte de la terminal bancaria con una tarjeta que es acercada hacia ella para realizar una transacción, ello, con la finalidad de que solo el usuario esté en posesión del plástico en todo momento.
Hay que señalar que a pesar de que la firma del usuario en la tarjeta es cada vez menos común, e incluso se puede decir que esta supone una desventaja por el hecho de que puede ser robado el plástico y el apoderado puede hacer mal uso de la firma, hay establecimientos que aún solicitan al consumidor la firma para poder realizar una compra.
De acuerdo con el Banco de México, de enero a diciembre del 2022, se realizaron más de 4 mill millones de pagos con tarjeta bancaria ya sea de débito o de crédito en el país, por lo que podría decirse que es casi imposible no tener una en la actualidad.
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