El Niño Fidencio fue un importante curandero que nació en Guanajuato en el año 1898 y que llegó al municipio de Mina, en Nuevo León.
Fidencio se convirtió en una figura muy popular, y miles de personas de todo México y el mundo acudían a él en busca de sanación, incluso un ex presidente del país acudió a él para que lo ayude con una supuesta enfermedad que tenía, aquí te contamos quién fue ese presidente que curó el Niño Fidencio.
A qué presidente de México curó el Niño Fidencio
Según testimonios de gente que radica en Espinazo, el ex presidente Plutarco Elías Calles, acudió con el Niño Fidencio en el año 1928 para que lo curara de una supuesta lepra, que no solo él enfrentaba, si no que también su hija.
En un video realizado por el canal VICE en Español, un hombre apodado ‘Chenchito’, platicó cómo es que fue la visita de Elías Calles al Niño Fidencio.
“¿Sabes con qué lo curó el Niño? lo baño todo con pura miel de abeja y lo tuvo seis horas así”, dijo Chenchito.
El 8 de febrero de 1928, el presidente Plutarco Elías Calles llegó a la estación de Espinazo, una localidad próxima a Monterrey, a bordo del tren El Olivo.
Según dicen, el propio Niño Fidencio fue el encargado de recibir al presidente y su familia en la estación de Espinazo. Los relatos cuentan que se saludaron estrechándose la mano, se abrazaron y luego se perdieron en la multitud de personas que se habían congregado allí para presenciar esta histórica visita.
Esta historia es popular entre los creyentes de Fidencio, pero no hay pruebas científicas que la respalden. Sin embargo, la leyenda ha contribuido a la fama de Fidencio como un sanador milagroso.
¿Cuál es la historia del Niño Fidencio?
Se trata de un mexicano que nació en 1898 y, debido a la Revolución Mexicana, llegó hasta la comunidad Espinazo de Mina en 1921, quien fue llamado “niño” por no desarrollarse sexualmente, ser lampiño y tener la voz aguda.
De acuerdo con una revista de divulgación editada por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), José Fidencio se estableció como peón en una hacienda que era de Teodoro Von Wernich, donde curó a los trabajadores que vivían ahí, además, sanó al mismo dueño de la hacienda de una enfermedad que los médicos no supieron diagnosticar.
Ante esto, Von Wernich le tomó una foto a Fidencio y lo publicitó como sanador y taumaturgo en los periódicos de Monterrey. Fue ahí donde comenzaron las visitas de personas de Coahuila y Nuevo León que esperaban ser atendidos por él en 1927, conocido en ese entonces como “Taumaturgo de Espinazo”.
El Niño Fidencio elaboraba hierbas, tés y pomadas para sanar a las personas, además operaba con vidrios e hilos desde cataratas en los ojos y tumores.
Este popular curandero nunca cobró por su trabajo ya que se consideraba sólo un intermediario entre Dios y las personas que trataba.
No fue hasta el 19 de octubre de 1938, a la edad de 40 años, cuando José Fidencio murió en Espinazo, y actualmente su tumba prevalece dentro de la hacienda de Teodoro, pues la gente no permitió que se llevaran el cuerpo, convencidos de su resurrección.
Nadie sabe cuál fue el mal que acabó con su vida, sin embargo, algunos informes dicen que fue por una crisis hepática, pero su certificado de defunción establece que fue por una fiebre.
bimc