El usuario de Twitter @santiidelson compartió la historia de cómo a través de un cartel, vecinos de un edificio ubicado en Palermo, Argentina, socializaron al interior de un elevador, poniendo únicamente mensajes hablando de sus gatitos; a tan peculiar historia decidió llamarle: La saga de Marta.
Todo comenzó cuando al interior del elevador alguien colocó un letrero con el siguiente mensaje: “Hay un gatito que llora por las tardes y noches. No me molesta, pero me da lástima. Denle mucho amor. Es un michi. (va con toda la buena onda)”. Al ver tan inusual, pero conciso mensaje, el usuario Santasticoo no dudo en tomarle una foto, manifestando que había razón en el escrito, pues dice que existen miles de razones para querer a un gato.
- Tras los Famosos
Un día después, otro de los 10 habitantes del edificio dejó una respuesta anónima, quien escribió que seguramente sería su gata llamada Marta, la cual se quedó a cargo de otra persona mientras sus dueños se fueron de vacaciones; había algo claro, “las notas estaban escritas por gente claramente gatera”, tuiteó Santasticoo.
En otro mensaje le piden, a los o las dueñas de Marta, que muestren una foto de ella, y lo cumplieron dos días después. En la foto se aprecia a Marta sentada en una silla negra y a un costado una leyenda que dice: Marta de Palermo, 6 años. Le gusta cazar, dormir, amasar y llorar cuando extraña.
Tal parece que algún inquilino se enamoró de tan linda minina, ya que en respuesta le escribieron ¡Furor por Marta! Es preciosa, te quiero Marta, y a continuación una petición hacia los demás habitantes del edificio: “Queremos ver más mascotas del edificio”. Mientras que, el usuario que comparte la historia, se dice “contento por el intercambio improductivo y poético en un momento del mundo funcional” y es que hizo la analogía del elevador como una red social en el que el feed está quieto y scrollea el ascensor.
El día consecuente retiraron los cárteles, pero añadieron otro, en donde se denunciaba que la foto de Marta se sacó rapidísimo y pedían que se dejara a los inquilinos socializar con sus mascotas en el ascensor.
Lo siguiente que ocurrió fue la mayor intriga, ¿quién había quitado todos los carteles de los michis?, en la mira estaba alguien con oscuridad en su alma: “Lucy la encargada (carteles = vandalismo), Laura mi vecina de piso (quiere que el edificio se sienta de categoría) o alguien random que simplemente quiere ver el mundo arder”, comentó Santasticoo.
Y tras la decepción de ver cómo terminaron con tan linda historia, el tuitero decidió imprimir las fotos de los cárteles y rearmar la historia, añadiendo la foto de su gatita Ramona, a la que describió: “mi gata blanca, adorable psicópata culo en estufa”, y así se sumaron otros dos gatos Noir y Micho.
Esta historia misteriosa ocurrió en el transcurso de una semana cualquiera, en un ascensor donde caben sólo tres personas.
LARR