¿'Tronarse' los huesos es bueno o malo?

Existen estudios que afirman que tronarse los huesos llega a convertirse en un vicio que a largo plazo es un riesgo para la salud.

Imagen de los huesos | Antonio Texta
Puebla /

'Tronarse' los huesos es una práctica muy habitual entre las personas, incluso, hay quienes recurren a esta actividad para descontracturar, pero hay estudios que indican que podría ser peligroso para la salud

La crepitación es el sonido que se produce cuando existe una fricción de los extremos óseos. El 'tronar' los huesos es un fenómeno fisiológico normal en las articulaciones del cuerpo. 

¿Por qué truenan los huesos?

Los huesos están compuestos por proteínas y sales minerales, su función es soportar el pesos del cuerpo y proteger los órganos internos. El ruido que se escucha cuando 'truenan' los huesos es un efecto de la ruptura de las burbujas que se encuentran en el líquido que recubre la articulación. 

Cuando de forma brusca, sorprendemos al cuerpo provocando la salida de ese aire, se produce el sonido. Es como si explotáramos una burbuja de aire del papel de embalaje, pero no se produce ningún daño. Simplemente, tendremos que esperar suficiente tiempo para que se formen de nuevo los gases para volver a provocar el sonido.

El gas necesita una media hora para disolverse en el líquido, por ello, una vez que nos tronamos una articulación, se aconseja no hacerlo de nuevo hasta 30 minutos después del sonido escuchado.

¿Es malo tronarse los huesos?

Lo cierto es que mucha gente vive un estado de relajación en las articulaciones al hacer esta práctica.  Por esta razón, hay algunas personas que suelen acudir con un quiropráctico para que les 'reacomoden' los huesos y evitar tensiones, incluso, dicen que se sienten menos contracturados o doloridos. 

Lo malo es que, de acuerdo con investigadores del Colegio Nacional de Fisioterapia y Terapia Física, el desgaste muscular es la consecuencia principal de tronarse los huesos. Los especialistas explican que las personas con falta de movimiento tienen poca fuerza en los músculos, por lo que se sienten presionados o cansados. Esto significa que se vuelve un círculo vicioso, ya que la persona que se truena los huesos siente un momento de relajación y después de unas horas necesita volver a hacerlo. 

De manera contraria a lo que muchos piensan, esta situación es brusca y genera un desequilibrio en nuestras articulaciones. Además, no libera tensión muscular y derrama más líquido sinovial, es decir, el lubricante natural que evita el roce entre los huesos. Por ello, provoca no sólo desgaste, sino también más posibilidades de sufrir quebraduras o fisuras óseas.


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