En medios norteamericanos se informó que el lagarto se negaba a abandonar el garage en donde se había refugiado e incluso forcejeó y gruñó cuando los oficiales se abalanzaron sobre él, aunque eventualmente se logró poner tanto al animal como a los habitantes de la casa lejos del peligro.
Al final, el animal fue esposado de sus patas con un par de esposas, todo para que no intentara darse a la fuga, poniendo tanto su vida como la de seres humanos en peligro.