MONTERREY.- Jesucristo pisará tierras regias este fin de semana. El musical de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, producido por Alejandro Gou, se presentará este sábado con dos funciones en la Arena Monterrey.
Su protagonista, Beto Cuevas, habló en entrevista de esta gran producción, resaltando la importancia de realizar un rol tan icónico y cómo se preparó para el mismo.
"El hacer Jesucristo requirió de una internación en lo que son textos antiguos, la historia de Jesucristo, y tratar de verlo desde diferentes ángulos. Incluso, he estado leyendo un libro de Paramhansa Yogananda, que habla de Jesucristo después de la resurrección, entonces son apócrifos y definitivamente textos que son alternativos a lo que nos ha mostrado la Biblia, y que de alguna manera demarcan la personalidad del personaje, y eso de una forma fue la materia prima, la cual usé para poder construir este personaje", aseguró. "Veo como un desafío interpretar a Jesucristo, porque estamos hablando de un personaje histórico muy famoso, probablemente el más conocido y el más famoso de la historia de la humanidad. Lo veo como un gran desafío. Responsabilidad, por supuesto, porque sé que le toca la fibra muchas personas, entonces siempre hay que hacerlo con un grado de respeto muy importante".
Un reto no solo por el papel y su nombre, sino por la entrada a una nueva faceta.
"Fue un definitivo reto el entrar de lleno al teatro musical, y más con la madre de las óperas rock, que es 'Jesucristo Súper Estrella'. Un gran desafío. Pero yo tengo una personalidad que, que es muy especial relacionado con los proyectos: siempre cuando sean proyectos complicados, que requieren de mucha preparación y que sean difíciles, ése es el camino que siempre trato de tomar, que es el camino del riesgo. El camino del riesgo es el único que te trae satisfacciones", dijo. "Nunca antes había hecho teatro musical y esa también fue una de las razones por la cual acepté".
Un riesgo que significaba mucho trabajo, algo a lo que él no le tiene miedo.
"Yo sabía que iba a ser un desafío vocal importante, por lo cual, sin dudarlo ni un segundo, me fui a la Florida a trabajar con mi vocal coach, que se llama Ron Anderson, según mi experiencia es el mejor vocal coach que existe en el mundo. De hecho, trabajo con él desde el año 95, cuando grabé el disco 'Invisible', y de alguna forma me abrió el espectro con una cierta técnica y me convirtió en un cantante de calidad. Entonces me fui a trabajar con él. Trabajé 'Getsemaní' y muchas otras canciones", destacó.
Por ahí se dijo que él no quería ser Jesús, algo que desmiente categóricamente.
"No, no es cierto que dije que no. De hecho, dije que sí. Lo que le pedí a Erick (Rubín, Judas en esta producción) y a Alejandro Gou fue que me dieran unos días para pensarlo. Pero no dije que no. Cuando ellos me propusieron Jesucristo, a mi me vino como una angustia, como una sensación de mucho nervio en el estómago, que según me dijo la gente de teatro es un buen signo. Entonces simplemente quería pensarlo bien porque sabía que independientemente de todo el desafío que significaba hacer esta obra, porque también iba hacer una dedicación de tiempo para ensayar, para preparar y después llevarla a cabo. Entonces quería ser responsable en mi respuesta. Me tomé dos días pero, luego, pensándolo bien dije: 'Si yo digo que no, quizá voy a vivir toda mi vida pensando cómo hubiese sido si hubiese aceptado'. Entonces eso es lo que me hizo aceptar esto y me siento muy bien, muy contento de haberlo hecho".
Él nunca deja de aprender y uno de sus compañeros en esta pieza, Enrique Guzmán (Herodes), le dejó una gran enseñanza.
"Enrique es una leyenda viva. A veces las personas me ven a mí con 30 años de carrera y me consideran una leyenda a mí, pero yo digo, Enrique Guzmán, que tiene 50 años de carrera, imagínate. Él es una persona con un sentido del humor muy especial, y siempre, de alguna manera te desafía. Por ejemplo, él tiene un oído muy bueno, y en algún momento dado, alguna nota que se corre un poco, un gallito que salió de todo eso, él es el primero que lo nota y te lo hace saber, y creo que de esa manera definitivamente te ayuda a ser cada día más excelente", dice.
La estrella espera con ansias llegar a la Sultana del Norte, que tiene un lugar especial en su corazón.
"Fascinado y feliz de volver a Monterrey en esta nueva etapa. Para la gente que me conoce, que me ha seguido la carrera, pues va a ser una experiencia poderme ver con una cara distinta. Primero que todo, en un escenario interpretando otro personaje. Aquí yo no estoy cantando como Beto Cuevas, parado en un escenario mirando a la gente, y que estoy tocándole las manos y por momentos hablando con ellos, aquí yo estoy inserto en una fantasía, por lo menos yo lo siento así, contando una historia, que es una historia que todos conocen, pero contándola a nuestra manera. Y es maravilloso ver a la gente cuando termina, cuando te vienen a saludar, así que va a ser un reencuentro con grandes amigos y espero que a la gente le guste la experiencia, tanto, como a nosotros que la estamos viviendo arriba del escenario".
Por último, le cuestionamos para él, qué mensaje deja la obra.
"El mensaje que deja Jesucristo, son muchos, y yo creo que siempre va a estar libre a la interpretación de cada quien: para las personas que sean cristianas o más religiosas, por supuesto es la misión de Jesucristo de qué vino a hacer en este mundo que, digamos, vino a dar un mensaje de amor en un mundo donde había rivalidad, donde había política, donde había la humanidad amorosa y la humanidad un poco más corrosiva, y en este mundo se desenvolvió él y dejó un mensaje que hasta el día de hoy sigue resonando en el corazón de muchas personas", aseguró.
"Jesucristo Súper Estrella" llega a la Ciudad este sábado 17 de agosto a la Arena Monterrey con dos funciones, 17:00 y 20:30 horas. Además de Cuevas, Guzmán y Rubín, participan María José, Leonardo de Lozanne, Kalimba y Yahir, entre otros.