Previo al inicio del concierto, se presentó en las pantallas un anuncio con una solicitud especial de la artista: “A petición de Bjork, por favor no tomar fotografías y/o videos del show. Esto distrae al artista y a las personas alrededor. Disfruta ser parte del show en vivo”.
El público entendió el mensaje, pues aunque no pudo contener los gritos de emoción cuando la islandesa hizo su aparición en el escenario para arrancar el concierto con el tema “Stonemilker”, de su más reciente disco “Vulnicura” (2015), y al cual dedicó gran parte del concierto, los 10 mil asistentes que abarrotaron el foro permanecieron en silencio a lo largo del concierto.
A diferencia de la mayoría de los conciertos que se realizan en la Ciudad de México, sus seguidores no corearon, ni gritaron las letras de sus piezas, tan solo se dejaron seducir y deleitar con “Lionsong”, “History of touches”, “Black Lake”, “Family” o “Notget”, antes de un intermedio.
Bjork se encargó de brindar una experiencia única a los capitalinos, ofreció un concierto ante miles de asistentes y al mismo tiempo cantó personalmente para cada uno de ellos en un encuentro íntimo.