ESPECIAL.- Dumbo es famoso en la pantalla grande gracias a sus grandes orejas y emotiva historia, sin embargo, el animal que inspiró a los cineastas, en realidad, tuvo una dolorosa vida y trágico final.
Walt Disney lo nombró Dumbo, pero en la vida real fue bautizado como Jumbo por los cazadores que lo capturaron en Abisinia en 1862 cuando apenas tenía dos años y medio. De acuerdo con análisis de comportamiento animal, lo más probable es que para poder atrapar a la cría, primero tuvieron que asesinar a su madre.
Jumbo, cuyo nombre significa Hola en suajili, fue trasladado a París y posteriormente fue vendido al zoológico de Londres en donde, a pesar de estar en pésimas condiciones, se convirtió en una de las mayores atracciones por su gran tamaño.
"Nunca había andado por los caminos de Dios una criatura más deplorable y enferma", dejó escrito en una carta Abraham Bartlett, el director del zoológico.
El elefante fue puesto al cuidado de Matthew Scott, un trabajador que, sin gran experiencia, logró hacer un vínculo cercano con el animal, pues para tranquilizarlo después de los ajetreados días con los visitantes, solía dormir con él en su jaula.
La mala alimentación pronto le provocó a Jumbo problemas de salud que manifestó con actos de violencia, solía destrozar constantemente el lugar en donde debía dormir y fue considerado un peligro para los humanos, pues solo se mantenía tranquilo en compañía de su cuidador.
La realidad es que Scott tenía un truco para calmar al elefante, pues le daba whisky cada que tenía ataques de ira.
De acuerdo con un estudio de Richard Thomas, arqueólogo de la Universidad de Leicester en Reino Unido, por la dieta y condiciones de vida, Jumbo tenía la dentadura destrozada y sus huesos tenían graves lesiones por cargar constantemente el peso de los grupos de visitantes, pues el zoológico ofrecía paseos sobre el paquidermo.
Cuando los actos de violencia del animal empeoraron, el director del lugar decidió deshacerse de él y se lo vendió a P. T. Barnum, un magnate de circo estadounidense, quien, a pesar de las protestas de los londinenses, se lo llevó en una transportadora hasta Nueva York.
El empresario utilizó a Jumbo para realizar espectáculos en compañía de otros elefantes que tenía en su poder, pero no duró mucho, pues el animal murió en extrañas condiciones.
De acuerdo con su versión, Jumbo murió al tratar de salvar a Tom Thumb, un elefante bebé que también formaba parte del show y que estuvo a punto de ser golpeado por un tren.
Otras versiones dicen que el accidente ocurrió cuando trataban de subir al elefante al tren, entonces otra locomotora pasó en sentido contrario y el golpe le ocasionó una hemorragia interna.
Un elefante en libertad tiene una esperanza de vida de 60 a 70 años, pero Jumbo solo llegó a los 24. Aún después de la muerte, continuó siendo objeto de ambición, pues el dueño vendió su esqueleto al mejor postor.
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