Francisco Villa, el bandolero que se volvió revolucionario

Vivió en el mito por 80 años: primero fue denostado y luego se convirtió en leyenda, dice el autor.

Francisco Villa, el bandolero que se volvió revolucionario
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Jesús Vargas Valdés se convirtió en uno de los amigos más cercanos de Friedrich Katz; incluso, recuerda el historiador mexicano, fue de los primeros que logró poner en sus manos una serie de documentos sobre la Revolución mexicana que partían de la perspectiva regional, con lo cual la mirada del estudioso estadunidense se enriqueció.

Al mismo tiempo evoca que, en distintas ocasiones, un poco en broma, Paco Ignacio Taibo II había señalado que cuando terminara de escribir el libro que ahora presenta, Villa bandolero, comenzaría a construir una nueva versión de su biografía acerca del personaje.

Memoria que le sirve a Jesús Vargas Valdés para referirse a los retos y a las contribuciones que espera haber desarrollado con la publicación de un volumen en el que, una de sus preocupaciones primordiales, fue mantenerse alejado de la leyenda negra o de la hagiografía alrededor de Pancho Villa.

“Villa vivió en el mito durante 80 años: primero lo ejecutaron, luego lo denostaron, lo presentaron como un desalmado, como un personaje sin ideología, sin patria, sin principios. Lo que la gente sabía de él eran las leyendas y como dijo el doctor Katz, la figura de Villa se fue transformado a partir de lo que eran las leyendas negras y las leyendas blancas: el Villa bueno y el Villa malo, pero construido sobre el mito”.

Ante ello, se dio a la tarea de intentar presentar a un ser de carne y hueso, con pasajes de vida poco conocidos, con la idea de comprender mejor el liderazgo que el llamado Centauro del Norte ejerció a la par de figuras como Francisco I. Madero, pese a la reticencia que ocasionaba su participación en el proceso revolucionario.

En Villa bandolero (Martínez Roca, 2018), Jesús Vargas se propuso quitarle el bronce y la leyenda negra para presentarlo como un personaje que, como la mayor parte de los seres humanos, vivió con matices, no entre el negro y el blanco.

Mirada regional

Desde la perspectiva del investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, la forma de abordar a la figura de Villa comenzó a cambiar cuando Katz se propuso una línea de investigación que rescata a la Revolución mexicana desde la perspectiva del México profundo, “del México de la provincia”.

“El doctor Katz es el primer investigador de la Revolución mexicana que se propone ir a los archivos regionales, a tratar de construir la historia del movimiento desde esa información que no se tenía. Antes de él, la mayor parte de los historiadores de la Revolución escribían libros desde la capital y con los testimonios, las versiones de los que habían triunfado”, a decir de Jesús Vargas.

Bajo esa perspectiva, recuerda que el pueblo de México conoció una historia de la Revolución totalmente superficial, que no se podía entender aun cuando se habían simplificado todo y no había elementos para poder profundizar y el paso al Villa bandolero fue peor. “Los enemigos de Villa simplemente lo consideraban un bandolero y no había más, entonces qué se puede estudiar sobre un hombre que fue un forajido, un fuera de la ley. Pues nada, no tiene ningún mérito”, advierte el investigador.

“Y quienes simpatizaban con la figura de Villa como que no podían asimilar o reconocer que antes del Villa héroe, del revolucionario, había existido durante 16 años uno que fue bandolero. Como que había una especie de prurito para no aceptarlo y se hacía el silencio, porque quienes estaban a favor de Villa omitían esta parte de la historia”.

En ese sentido, el autor de títulos como Madera rebelde: Movimiento agrario y guerrilla (1965-1965) Tomóchic: la revolución adelantada está convencido de haber logrado investigar un vacío que la historiografía nacional no había resuelto. Incluso se considera un precursor de esta parte de la vida de Villa que no se había estudiado, “y lo he tratado de hacer con una postura alejada de la apología”.

Jesús Vargas Valdés se convirtió en uno de los amigos más cercanos de Friedrich Katz; incluso, recuerda el historiador mexicano, fue de los primeros que logró poner en sus manos una serie de documentos sobre la Revolución mexicana que partían de la perspectiva regional, con lo cual la mirada del estudioso estadunidense se enriqueció.

Al mismo tiempo evoca que, en distintas ocasiones, un poco en broma, Paco Ignacio Taibo II había señalado que cuando terminara de escribir el libro que ahora presenta, Villa bandolero, comenzaría a construir una nueva versión de su biografía acerca del personaje.

Memoria que le sirve a Jesús Vargas Valdés para referirse a los retos y a las contribuciones que espera haber desarrollado con la publicación de un volumen en el que, una de sus preocupaciones primordiales, fue mantenerse alejado de la leyenda negra o de la hagiografía alrededor de Pancho Villa.

“Villa vivió en el mito durante 80 años: primero lo ejecutaron, luego lo denostaron, lo presentaron como un desalmado, como un personaje sin ideología, sin patria, sin principios. Lo que la gente sabía de él eran las leyendas y como dijo el doctor Katz, la figura de Villa se fue transformado a partir de lo que eran las leyendas negras y las leyendas blancas: el Villa bueno y el Villa malo, pero construido sobre el mito”.

Ante ello, se dio a la tarea de intentar presentar a un ser de carne y hueso, con pasajes de vida poco conocidos, con la idea de comprender mejor el liderazgo que el llamado Centauro del Norte ejerció a la par de figuras como Francisco I. Madero, pese a la reticencia que ocasionaba su participación en el proceso revolucionario.

En Villa bandolero (Martínez Roca, 2018), Jesús Vargas se propuso quitarle el bronce y la leyenda negra para presentarlo como un personaje que, como la mayor parte de los seres humanos, vivió con matices, no entre el negro y el blanco.

Mirada regional

Desde la perspectiva del investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, la forma de abordar a la figura de Villa comenzó a cambiar cuando Katz se propuso una línea de investigación que rescata a la Revolución mexicana desde la perspectiva del México profundo, “del México de la provincia”.

“El doctor Katz es el primer investigador de la Revolución mexicana que se propone ir a los archivos regionales, a tratar de construir la historia del movimiento desde esa información que no se tenía. Antes de él, la mayor parte de los historiadores de la Revolución escribían libros desde la capital y con los testimonios, las versiones de los que habían triunfado”, a decir de Jesús Vargas.

Bajo esa perspectiva, recuerda que el pueblo de México conoció una historia de la Revolución totalmente superficial, que no se podía entender aun cuando se habían simplificado todo y no había elementos para poder profundizar y el paso al Villa bandolero fue peor. “Los enemigos de Villa simplemente lo consideraban un bandolero y no había más, entonces qué se puede estudiar sobre un hombre que fue un forajido, un fuera de la ley. Pues nada, no tiene ningún mérito”, advierte el investigador.

“Y quienes simpatizaban con la figura de Villa como que no podían asimilar o reconocer que antes del Villa héroe, del revolucionario, había existido durante 16 años uno que fue bandolero. Como que había una especie de prurito para no aceptarlo y se hacía el silencio, porque quienes estaban a favor de Villa omitían esta parte de la historia”.

En ese sentido, el autor de títulos como Madera rebelde: Movimiento agrario y guerrilla (1965-1965) Tomóchic: la revolución adelantada está convencido de haber logrado investigar un vacío que la historiografía nacional no había resuelto. Incluso se considera un precursor de esta parte de la vida de Villa que no se había estudiado, “y lo he tratado de hacer con una postura alejada de la apología”. 

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