En la interpretación de sus canciones cobijadas por su entrega en un escenario multicolor con enormes pantallas que mostraban imágenes de acuerdo a sus temas, fue una muestra clara que Sabina vino a México para entregarse de cuerpo entero a sus seguidores.
El público respondió de la mejor forma posible y desde su aparición en el entarimado le hizo reverencia a al cantautor, quien cada vez que viene se lleva en su bolsillo el corazón de sus fans.
En esta ocasión, Sabina interpretó también canciones de su nueva producción discográfica y arrancó la velada con el tema “Lo niego todo” que da nombre a su disco; siguió con “Quien más quien menos”, “Postdata”, “No tan deprisa”, “¿Qué estoy haciendo aquí?”.
Durante el concierto pidió una disculpa por haber pospuesto esta velada a causa de una operación y aprovechó para hablar sobre la edad, del tiempo y las consecuencias de vivir. “Tengo mala salud de hierro”, dijo con sarcasmo.
Continuó con “Lágrimas de mármol” y “Noches de domingo” para luego recordar lo importante que han sido los escenarios tapatíos para su carrera, y señalar que sus canciones tienen mucho de los “sonidos mexicanos”.
A diferencia de otros conciertos, en esta ocasión mostró las “habilidades” de sus músicos y agradeció públicamente la importancia de trabajar en equipo. “Yo sería incapaz de subir solo al escenario”, afirmó.
Luego de desaparecer por unos minutos mientras el cantante Pancho Varona interpretó “Pirata cojo” y su corista Mara Barros cantó “Hace tiempo que no”; Sabina reapareció para cantar “Por el bulevar de los sueños rotos”, “Y sin embargo”, “Ruido”, “Peces de ciudad”, “19 días y 500 noches”, “La Magdalena” y “Medias negras”.
En tanto que Jaime Asúa continuó el concierto con “Seis de la mañana” y Antonio García de Diego interpretó “La orilla de la chimenea”.
Luego Sabina cantó “Noches de boda”, “Princesa”, “Contigo” y cerró el recital con “Pastillas para no soñar”.