Se llama “Uritrottoir” y es lo último en mobiliario urbano en París: un miniurinario público, portátil y ecológico que se instala fácilmente en los lugares menos sospechados, como aquellos donde se junte una multitud al aire libre que requiera servicios sanitarios (festivales de música, fiestas patronales o cualquier otro evento con gran afluencia de público).
Su diseño, lejos de la clásica cabina-urinario, es atractivo y fácil de integrar en el paisaje, pero además optimiza su mantenimiento y vaciado. Los "uritrottoir" están formados por dos compartimentos superpuestos e interconectados, el cajón de arriba con unas decorativas macetas y el inferior con un lecho de material seco, tipo serrín, que almacena la orina sin provocar malos olores y que, posteriormente, podrá ser transportado a una planta de reciclaje y reconvertido en abono.
Los “uritrottoir”, una solución inodora inteligente, económica y respetuosa con el medio ambiente, ya han comenzado a instalarse en distintos puntos de Nantes y París, por ejemplo en la rue Bercy. También la compañía de trenes SNCF ha apostado por esta solución para atajar tan incívico problema en su estación París-Lyon.
Pero por estar completamente expuestos ya están provocando molestia entre los residentes de París. Uno de los “urinoirs” de un color rojo vivo instalado en Ile Saint-Louis, no lejos de la catedral de Notre Dame y con vista a barcos de turistas que pasean por el río Sena, ha provocado una particular indignación.
Residentes han escrito a la alcaldía para exigir su retiro y están planificando elaborar un petitorio: “No hay necesidad de colocar algo tan poco modesto y feo en un lugar con tanta historia”, comentó Paola Pellizzari, la dueña de una tienda de arte veneciano de 68 años.
“Está al lado de la casa señorial más linda de la isla, el Hotel de Lauzun, donde vivió Baudelaire”, agregó, en referencia al poeta francés del siglo XIX. La mujer teme que el urinario, instalado a unos 20 metros de una escuela primaria, “incite al exhibicionismo”.
El diseñador del “uritrottoir” —una combinación de las palabras en francés para “urinario” y “pavimento”—, dijo que ofrece una “solución ecológica para orinar en público”. Se trata esencialmente de una caja con una abertura al frente y una jardinera en la parte de arriba, que contiene paja que se transforma en composta para su uso en parques y jardines.
Sin embargo, habitantes de Ile Saint-Louis dijeron que el receptáculo, que no cuenta con caseta de tipo alguno, podría estropear un barrio tan elegante.
“Es horrible", dijo el dueño de 50 años de una galería de arte cercana, que no quiso que se mencionara su nombre. “Nos han dicho que aceptemos esto, pero es absolutamente inaceptable. Es destruir el legado de la isla”, agregó.
Sin embargo, el alcalde local, Ariel Weil, insistió en que los dispositivos son necesarios. Las autoridades de París han desplegado cuatro de los urinarios y se tiene considerado un quinto.
“Si no hacemos nada, los hombres simplemente van a orinar en las calles. Si realmente está molestando a la gente, encontraremos otro lugar”, explicó.
*Con información de Reuters y uritrottoir.com