Aunque su mamá estudió para cirujano dentista, toda la vida le ha apasionado bailar flamenco, ya que aunque es mexicana tiene abuelos de origen español.
“Antes de Kabah, de cualquier cosa, tus padres se dan cuenta de tus talentos o hacia dónde puedes ir. Entonces mi papá a fuerza quería que me fuera a Broadway y mi mamá desde chiquita me metió a clases de ballet y flamenco”, comentó.
En entrevista, recordó que un día su madre le preguntó: “¿por qué no mejor en vez de bailar cantas para mí?”, y eso fue lo que hizo la vocalista.
Siguen siendo cómplices, ríen a carcajadas, son muy unidas y “La Josa” se siente afortunada por ser hija de una mujer que la ha contagiado de toda la locura para amar la vida.
Por eso cada vez que está en un escenario le saca las lágrimas a María José, porque piensa que definitivamente es un orgullo que siga con su sueño profesional y que estén juntas.
Lo que más le ha aprendido es seguir con su pasión, hacer lo que más le gusta. Por ejemplo, su mamá, quien baila flamenco desde los tres años, se presentará el 20 de mayo en Bellas Artes gracias a una invitación del INBA.
Esto es “como una culminación increíble en su carrera, que nunca dejó de soñar, de que a pesar de que tuvo familia, una carrera profesional, no dejó la danza”, dijo.
Puntualizó que en estos días de repente toma cursos con su mamá, con quien le gusta tomar clases, ya que le tiene mucha paciencia a esa disciplina.
Por otro lado, María José afirmó que le encanta su etapa maternal y que desea inculcar a su hija los valores necesarios para que sea una persona muy humana que proyecte sus sentimientos a flor de piel.
“Ella tiene mi vida en sus manos, todo lo que yo hago, pienso, decido, cada vez que agarro un avión pienso en la repercusión que puede tener en mi hija”, expresó.