Robert Evans, el proteico y ajetreado productor de Hollywood que apoyó películas de los 70 tan trascendentales como Chinatown (Barrio chino), The Godfather (El padrino) y Harold and Maude (Enséñame a vivir), murió a los 89 años de edad.
Un representante de Evans confirmó que el cineasta murió el sábado, pero no se proporcionaron más detalles de momento.
Su carrera fue una historia de regresos y reinvenciones. Evans había lanzado una exitosa línea de ropa para damas con su hermano Charles, y se encontraba en Los Ángeles en un viaje de negocios cuando la actriz Norma Shearer lo vio tomando sol junto a la piscina del hotel Beverly Hills.
Shearer convenció a su esposo, el magnate del cine Irving Thalberg, que contratara al apuesto veinteañero de pelo negro para que interpretara al propio Thalberg en Man of a Thousand Faces (El hombre de las mil caras), una película sobre el ícono del cine de terror Lon Chaney.
Tras disiparse los papeles actorales, Evans reemergió como jefe de producción en Paramount Pictures y rápidamente convirtió al estudio hacedor de películas mediocres en una máquina de grandes éxitos de Hollywood, con títulos como El Padrino e Historia de amor, entre otros.
Años después, y con muchos fracasos de por medio, produjo la película de 2003 Cómo perder a un hombre en 10 días, protagonizada por Kate Hudson y Matthew McConaughey. En 1997, se creyó ampliamente que fue modelo para el papel de productor de Dustin Hoffman en la sátira Wag the Dog (título traducido en distintos países de Iberoamérica como Mentiras que matan, Escándalo en la Casa Blanca o La cortina de humo).
Evans extendió el dramatismo a la vida real, desposando a algunas de las mujeres más glamorosas de la industria. En total se casó en siete ocasiones, entre ellas con las actrices Ali MacGraw y Catherine Oxenberg y la ex Miss America Phyllis George.
En 1994 publicó un libro de memorias, The Kid Stays in the Picture, que fue llevado a la pantalla como documental en 2002.