Los directores de los principales museos del mundo, como el Prado, el Louvre, National Gallery o Hermitage, reunidos ayer en los Museos Vaticanos, alertaron del peligro que afrontan esas grandes pinacotecas por el turismo de masas.
“Los museos siguen siendo una de las instituciones más apreciadas y respetadas por la gente, pero corren el riesgo de sucumbir bajo el peso de su propio éxito”, dijo el director del National Gallery de Londres, Gabriele Finaldi.
La popularidad de los grandes museos se contrapone a las necesidades primarias de estas instituciones de conservar, mantener y preservar tesoros únicos para toda la Humanidad a lo largo de los siglos.
Con ese fin, la directora de los museos papales, Barbara Jatta, y el ex director de la Escuela Normal de Pisa Salvatore Settis organizaron la reunión para comparar las diferentes técnicas de preservación de las obras y métodos para gestionar unos 25 millones de visitantes anuales.
“La conservación preventiva es algo relativamente novedoso para el Museo del Prado y para muchos otros museos; responde un poco a ese axioma de prevenir es curar, es decir más vale intentar impedir que las cosas sucedan a arreglarlas una vez que suceden”, dijo el director de la famosa pinacoteca española, Miguel Falomir Faus.
“La afluencia de visitantes, por un lado, es la principal fuente de riqueza de los museos, pero también es el principal elemento de riesgo”, añadió.
El director de la National Gallery de Londres, Gabriele Finaldi, comentó que este museo tiene la “suerte” de no conservar una obra maestra tan llamativa como La Gioconda en el Louvre o la Capilla Sixtina en los Museos Vaticanos, “y este factor permite un flujo más regular de turistas en las salas del museo”.
Por su parte, Jatta recordó que “los Museos Vaticanos acogen cada año a más de seis millones de visitantes, por lo que seguir una filosofía de conservación preventiva de las obras es cada vez más urgente”.
Una tradición de preservación que tiene sus raíces en el Vaticano en 1543, cuando el pontífice Pablo III estableció el cargo de “mundator”, figura encargada de desempolvar las decoraciones de la Capilla Sixtina.
“Es esencial preservar las obras de arte, manteniéndolas fuera de peligro mediante intervenciones adecuadas, pero también compartirlo trabajando juntos y comunicando con los demás, abriéndonos a la confrontación y al mundo exterior” afirmó Jatta.
La conservación preventiva del patrimonio artístico es un reto del mismo nivel pero contrario a la restauración de las obras, ya que con una conservación constante y de alta calidad no será necesaria una renovación profunda.