Yann Tiersen habla del nuevo álbum y la conexión de su música con la naturaleza

“Soy la lana de oveja, el olor del páramo, los árboles muertos y los que aún están en pie: soy mi música”, dice a propósito de su concierto en México.

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Compositor y multinstrumentista, Yann Tiersen es reconocido sobre todo por su trabajo en el soundtrack de la película francesa Amélie, de Jean-Pierre Jeunet, en la que su música le daba alas al fascinante personaje encarnado por Audrey Tatou. Pero también ha hecho música para otras películas y obras de teatro, amén de una larga lista de discos solistas y múltiples colaboraciones con gente como Liz Fraser (de Cocteau Twins) y Stuart Staples (de Tindersticks).

Hace cinco años Tiersen se presentó en el Teatro de la Ciudad, cuando muchas personas se quedaron fuera porque no alcanzaron boleto. Un día después, en conferencia de prensa, lució cansado o, tal vez, aburrido. Con displicencia fumaba un cigarrillo tras otro. El hombre que pidió restringir la asistencia de camarógrafos y fotógrafos, habló en voz baja, a veces fuera del micrófono y en ocasiones con la mirada perdida. Por lo que vimos y escuchamos, no podría proclamar: “Amélie soy yo”.

En aquella ocasión explicó que las canciones que aparecieron como música de Amélie las había compuesto antes, así que no fue una música pensada para la cinta. Pero agradece que hayan sido incluidas en el soundtrack, porque su nombre se difundió por todo el mundo. Su carrera discográfica inició en 1995 con La valse des monstres, con 17 piezas instrumentales que fueron usadas en teatro y cine.

Cinco años después Tiersen vuelve a México para ofrecer tres conciertos con la música de su noveno disco de estudio y primero de piano solo, EUSA (Dragora, 2018). El título es el nombre bretón de la isla de Ushant, situada a 30 kilómetros de la costa oeste de Bretaña, en el Mar Céltico, lugar donde vive Tiersen.

"Soy el olor del páramo, los árboles muertos y los que aún están en pie, soy mi música y ella es todo esto"

YANN TIERSEN

Será por eso, o porque sigue tan retraído como hace cinco años —además de que la línea telefónica era un desastre—, pero la entrevista colectiva planeada con seis medios se canceló porque, dijeron los organizadores, no había modo de conectar seis líneas. Se intercambió por tres entrevistas breves con dos medios cada vez, lo que redujo el tiempo de comunicación con el artista.

En un gesto de camaradería hacia sus seguidores, antes de lanzar EUSA, el pianista y compositor subió a YouTube versiones de las piezas grabadas en un viejo piano vertical.

EUSA es un disco de música reflexiva. ¿Cómo lo concebiste?

La idea era hacer música sobre el lugar donde vivo, enfocarme en la naturaleza. Yo soy la lana de oveja, soy el olor del páramo, soy los árboles muertos y los que aún están en pie, soy mi música y ella es todo esto. La belleza está en todas partes. He establecido una conexión muy profunda con la tierra, lo que hace el proceso de escritura de mi música más emocionante. Esto ha abierto mis sentidos, más allá de lo que hubiera imaginado.

¿Cómo estableciste este diálogo entre tu piano y la naturaleza? 

Grabé sonidos de la naturaleza en la isla, que luego manipulé electrónicamente para crear una especie de zumbido. Sobre esto toqué las piezas que había compuesto para el piano y así se estableció una interrelación. Utilicé también la improvisación y creé enlaces entre las canciones para darle la coherencia de una obra más larga y especial.

—¿Por qué eligiste el piano?

Al principio compuse 10 piezas para piano para que la gente pudiera tocarlas a partir de sus partituras, pero después de que se publicó el libro decidí grabarlas y hacer un álbum con ellas. Me gusta compartir cosas. Por ejemplo, hice las partituras porque quería que la gente pudiera tocar las piezas antes de que fueran grabadas. 

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