Es empuje, es garra, es deseos, es el equipo de Miguel Herrera.
Tigres lo ganó a lo Tigres. Porque el ADN de esta institución está forjado a base de luchar y no dejarse vencer aún y cuando la cuesta se encuentre muy arriba. El triunfo en ‘la Ida’ de Semifinales es el reflejo de que a este equipo no se le puede dejar con vida ni un instante.
Porque su delantera, aún y cuando no salga en su mejor versión, siempre encontrará las vías para romper cercos y reponerse de noches que parecían negras, convirtiéndolas en dóciles amaneceres que hacen placenteros los sueños. El 2-1, la muestra más clara.
A Tigres no se le puede cuestionar una falta de ambición en el primer tiempo, pero sí ser más cerebral al momento de pararse frente a Rodolfo Cota.
La generación de juego fue, en efecto, generosa. Gran parte de los 45 minutos iniciales el balón transitó sobre el terreno del León, que intentó multiplicarse en repetidas ocasiones para tapar los ingresos de un ‘Auri’ que lo intentó por las bandas.
Pero también se perdonaron oportunidades claras. Luis Rodríguez y Nicolás López erraron frente a Cota de maneras casi imperdonables, cuando parecía más sencillo facturar que echarla hacia afuera.
En otra, Rodolfo sacó de manera espectacular un disparo de André-Gignac.
La Fiera de Ariel Holan trató, en su practicidad, apostarle a un espacio que dejara el rival, en el afán de este por ir al frente. Y sí, casi sale con una jugada que Ángel Mena terminó con un disparo al poste ante la impotente mirada de Nahuel Guzmán.
Tigres lo buscó, eso no se puede negar. La muestra, 16 disparos y 5 netos a portería… pero sin éxito hasta que llegó el final del primer tiempo… y eso lo entendió el técnico visitante.
Porque Holán decidió mover sus piezas. Sacó a Santiago Ormeño y Omar Fernández por Jean Meneses y José Ramírez.
Y en cuestión de minutos las modificaciones dieron fruto. Porque Ramírez tomó un balón sobre el 56’ e inició una jugada por la derecha. Sirvió al centro a Mena quien, a su vez, filtró a Jean que entró por izquierda… y el chileno sacó un fiero disparo que se coló en el primer poste de Nahuel. Golazo.
Tigres intentó reponerse del inesperado mazazo. El ‘Piojo’ movió sus piezas intentando mayor generación ingresando a Carlos González y Florian Thauvin.
Nuevamente una réplica del primer tiempo, con el anfitrión encima una y otra vez mientras que ‘La Fiera’ esperaba esperando un rápido desdoble, lo cual casi consigue al terminar una jugada con disparo al poste por parte de Víctor Dávila.
En una de tantas acometidas, un balón quedó cerca de anidarse en el marco de Cota, tras rebotarle el balón a Gignac, pero providencialmente apareció Osvaldo Rodríguez para sacar el esférico casi sobre la línea de gol.
Y, de tanto insistir, llegó el añorado tesoro. Fue Thauvin, utilizando esos recursos estéticos que necesita un futbolista que presume calidad individual. Tras una serie de recentros, el esférico le quedó al francés quien, con una media ‘tijera’ prendó el balón para dejar fuera de combate a Cota. Empate y ‘erupción’ en CU.
Pero faltaba lo mejor. Ese mismo empuje llevó nuevamente el esférico hasta zona de ataque. Gignac mandó el balón al corazón del área encontrando a un ‘Cocolizo’ que únicamente remató. Gol, remontada y un sueño de meterse a la Gran Final más vivo que nunca.
DP