Personas que se encuentran en la Estancia del Adulto Mayor en Francisco I. Madero, Coahuila piden que no los olviden e invitan a la gente a que los visiten.
A Ricardo Mata, quien tiene ya tres años en el lugar junto con su esposa Manuela, lo que más les gusta es que acudan a visitarlos, pues muchos de ellos no cuentan con familia.
“A nosotros nos da vida que veamos gente, que nos visiten, porque a veces nos hacen e feo; queremos platicar y ver otras caras”.
Don Ricardo explica que muy pocas veces son visitados y cuando ven a otras personas es cuando la directora de la estancia "los lleva a dar una vuelta".
Conocido por sus compañeros y por el personal de la estancia como 'Ricardito', precisa que aunque están muy bien atendidos por el personal, se sienten encerrados.
"Nos sentimos encerrados aquí, como una granada que está apretada, así nos sentimos. En cambio cuando vemos gente que viene, habla uno con ellos, eso es el gusto que me da a mí".
Mantiene la esperanza
Originario de Durango, llegó al municipio de Madero a trabajar y se desempeñó como soldador y electricista. Con el paso de los años enfermó y al estar solos él y su esposa, sin nadie que pudiera cuidarlos, personal de la Dirección de Adultos Mayores los trasladó a la estancia.
Señala que tuvo hijos pero desde hace mucho tiempo dejó de verlos y no sabe nada de ellos.
"Ya uno de viejo, dónde puede uno estar bien... está, porque ya no nos quieren a los viejitos".
En el lugar reciben la atención necesaria, los bañan, les dan de comer, reciben atención médica y realizan diversas actividades recreativas como bailar y cantar, lo que hace de sus días más placenteros.
'Ricardito' es muy bailador y tiene una compañera de baile. Su esposa "le da permiso".
"A veces me pongo a jugar baraja, pero eso es un rato, un pasatiempo, pero no. Es mejor que venga la gente, que le cantemos, no importa que no traigan nada, lo que importa es que nos visiten".
En ocasiones, comenta que se acerca a la puerta para ver pasar a la gente, con la esperanza de que lleguen a la estancia.
Al igual que sus compañeros, Manuelito, junto con su esposa Manuel, afirman sentirse felices de estar en este lugar en donde son atendidos, apoyados y queridos.
Sgg.