El asesinato de Monserrat, una mujer de 38 años, a manos de su pareja, Álvaro "N", quien fue encontrado con partes del cuerpo de la víctima en la junta auxiliar de La Resurrección, al norte de la capital del estado de Puebla, debe ser investigado como un feminicidio y es solo la punta del iceberg de un problema mayor en la sociedad: la violencia y la misoginia.
Ana Laura Gamboa Muñoz, responsable del Observatorio de Violencia Social y de Género de la Universidad Iberoamericana Puebla, resaltó que en el caso de Monserrat se presenta una situación compleja que involucra dos tipos de violencia: la comunitaria y la familiar.
"Son dos elementos importantes que observamos en este último caso y no debemos perder de vista. Dos tipos de violencia, junto con el ámbito comunitario y el ámbito familiar, conforman un problema complejo que nos afecta a todos. Definitivamente, existen casos mediáticos que vemos con mucha violencia, pero también hay casos menos conocidos en los que hubo una privación de la vida y un asesinato relacionado con la misoginia y las cuestiones de género", expresó.
La académica lamentó el violento asesinato de la mujer, el cual, según las primeras investigaciones, ocurrió el pasado 29 de junio en la calle Ignacio Zaragoza de La Resurrección. Sin embargo, la familia de la víctima no tuvo conocimiento de la situación hasta el sábado 1 de julio, fecha en la que Álvaro "N" fue puesto a disposición de las autoridades. El pasado 5 de julio, el sospechoso fue vinculado a proceso.
"Desafortunadamente, se trata de un caso terrible, no solo por la forma tan violenta en la que esta mujer fue asesinada, sino también porque revela las formas de violencia que se han normalizado en la comunidad, en la sociedad y en las familias, donde se establecen como formas de dominación y control. Esta pareja ya había experimentado amenazas previas y, finalmente, ella se vio obligada a regresar a su casa por parte de sus suegros", explicó.
- Comunidad
En una entrevista para MULTIMEDIOS Puebla, la investigadora en derechos humanos destacó que en el caso del feminicidio de Monserrat se identifican diferentes factores, como un agresor que actúa de manera personal y, al mismo tiempo, la naturalización de la violencia en la comunidad.
"En este caso, por ejemplo, identificamos que existen distintas causas o factores importantes para analizar. No solo la conducta del agresor de manera personal, sino también la participación de la naturalización de la violencia comunitaria", señaló.
La especialista de la institución, que forma parte del Sistema Universitario Jesuita, resaltó la importancia de considerar la violencia contra las mujeres como un problema de salud pública y exigir una mayor atención por parte de las autoridades gubernamentales.
"La violencia contra las mujeres debe ser tratada como un problema de salud pública. A menudo se relega a una tercera o cuarta categoría e incluso, en ocasiones, a una quinta categoría, como si otros problemas fueran más importantes que este. Sin duda, esto tiene implicaciones presupuestarias, pero también es necesario implementar mecanismos para darle seguimiento, disminuir y erradicar la violencia", expresó.
ERV