En Día de Muertos se colocan ofrendas como una manera de recordar a los seres queridos que ya no están, pero en tiempos antiguos existió una técnica con la que se preservaban partes reales de los difuntos en objetos como una muñeca.
En Puebla existe una muñeca con pelo y dientes reales que pertenecieron a una niña que a corta edad tuvo que partir de este mundo.
Se trata de Emma, quien falleció a los tres años de edad tras sufrir una muerte de cuna, por lo que su familia decidió inmortalizarla en una muñeca de porcelana que tiene sus dientes y cabello reales.
Esto era conocido como necrografía, antigua especialidad que consistía en hacer una figura a imagen y semejanza del difunto, y se tenía que vestir con lo que usaba en vida, según explica Domenikos Ruiz, coleccionista y director de Casa Museo de la Bicicleta Antigua y el Objeto en Puebla.
“Se le tenía que tomar una foto a la figura y al cuerpo mientras estuviera vivo el niño o la niña. Cuando el niño muere se le tomaba una necrografía, se hacían rituales y la figura mortuoria tomaba el lugar en la familia del niño”, explica Domenikos Ruiz
La figura de Emma, que tiene 129 años y es mexicana, se exhibe en la Casa Museo de la Bicicleta Antigua y el Objeto en Puebla.
“Su familia la trataba como humana, la llamaban por su nombre y se le respetaban sus costumbres. Si tenía clases de piano, si le contaban cuentos en la noche, sus horas de comida, sus horas de baño”, dice el coleccionista.
La muñeca tiene un mecanismo que la hace cerrar los ojos y llorar. En la espalda está su nombre grabado junto a la causa de su muerte, además, posee el sello de la casa escultora que la creó la cual es de origen judeo germana.
La figura llegó a Puebla a través de la donación de los descendientes de la familia.
¿Qué es la necrografía?
La necrografía era la práctica de registrar en fotografía o retratar a los muertos. En los casos más sublimes el acto se realizaba cuando la gente acababa de fallecer, pero en los más extremos las familias exhumaban los cadáveres y los retrataban.
Fotografiar a los seres queridos después de la muerte fue una actividad que en la Inglaterra Victoriana, en el siglo XIX; era una forma de honrar a los difuntos y mitigar la pena por el duelo. En las imágenes las personas lucen como si estuvieran dormidos o reclinados elegantemente, pero todos están muertos.
Generalmente estas postales se distinguían porque a los cuerpos les colocaban flores de alcatraz, vendas y moños blancos en un fondo de color negro, este escenario indicaba que la persona estaba fallecida.
Estos retratos se imprimían en tarjetas para que los deudos las entregaran a amigos y familiares. Se plasmaban en cuadros de plata, un lujo costoso aunque insignificante ante la necesidad de preservar el recuerdo, tanto que la necrografía del siglo XIX se volvió un arte.
Básicamente todo esto es conmemoración; no olvidar a la gente, ese era el objetivo principal que siempre trataron de preservar los fotógrafos que se dedicaban a este arte, muchas personas no entendían y hoy en día tampoco se puede entender, cómo es posible que hacían este tipo de cosas”, cuenta Domenikos Ruiz.
En ese tiempo también era normal que se conservaran mechones de cabello en anillos y medallones. México vivió este episodio, pero con retratos desde el féretro.
A finales de 1890 la gente moría joven y los niños fallecían a causa de las pandemias, sin embargo, a principios del siglo XX comenzaron a mejorar los servicios sanitarios para aumentar la esperanza de vida y la fotografía instantánea hizo sonar la última campanada de este arte.
¿Dónde está la muñeca Emma en Puebla?
La muñeca Emma se exhibe en el Museo de la Bicicleta Antigua y el Objeto que se ubica en la calle Libertad privada Miguel Hidalgo número 6 de la colonia Benito Juárez, junta auxiliar de San Pablo Xochimehuacan.
AGA