Hay quienes día a día dan ejemplo de ganarse la vida a base de esfuerzo y dedicación, pero sobre todo haciendo lo que aman.
A pesar de las bajas temperaturas, este viernes y como cualquier otro día, las personas salieron a ganarse la vida, siendo aún más complicado para quienes trabajan en la intemperie.
Ricardo Enrique Galicia Martínez, de 32 años, es originario de la Ciudad de México, desde hace cuatro años llegó a Nuevo León para ganarse la vida haciendo malabares en los cruceros.
"Yo aprendí a hacer malabares aproximadamente a los 6 años, porque mis primos eran payasos y se iban a casa de mi mamá para practicar, ahí aprendí, ya después cuando tenía cerca de 15, con otros amigos en un parque donde trabajaba vendiendo helados me enseñaron más.
Su talento habla por sí solo, logrando impresionar a los automovilistas que pasan por la calle Zaragoza y Padre Mier, en el Centro de Monterrey.
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"Más que jornadas laborales, amo lo que hago, ahorita termino, voy a comer y hago otras actividades, pero realmente se trabaja entre 6 y 8 horas al día"
Las bajas temperaturas hacen los malabares aún más desafiantes
"Los dedos se entumen un poquito y la piel se reseca, entonces tiende a causar un poco de dolor y bueno se nos hacen pequeñas heridas en la piel".
Y por increíble que parezca, sus balones de basquetbol le han acompañado desde hace diez años.
"Echarle ganas, estar bien, entonces mientras tengamos algo en la mesa hay que agradecer, y si no lo tenemos hay que salir a buscarlo"
Ricardo Galicia, sueña con llevar su arte a grandes escenarios, seguir haciendo lo que ama y terminar sus estudios como ingeniero en sistemas, pero mientras tanto, continuará impresionando a los automovilistas regiomontanos.
Rja