Benigno Montoya fue un maestro cantero natural de Zacatecas. Nació el 13 de febrero de 1865, pero fue duranguense por adopción, ya que desde muy temprana edad se encontró en Durango trabajando en Mapimí en la iglesia de Santiago Apostol.
Junto a su padre Jesús Montoya y su tío Matías Montoya, se encontró laborando como ayudante y aprendiendo el oficio de cantero, debido a la necesidad de dejar los estudios de primeras letras para ayudar económicamente a su familia.
Paulatinamente Benigno desarrolló un talento inigualable para ejecutar el desbaste y labrado de la piedra en cantera, que con el paso de los años le ganó el encargo de trabajos y obra en templos y capillas; sus primeros trabajos en la ciudad de Durango fueron realizados bajo el encargo del segundo arzobispo de Durango, D. Santiago Zubiría y Manzanera, proyectando los acabados del edificio arzobispal y la capilla neogótica.
Posteriormente, en el año de 1895 bajo el encargo de Maximiliano Damm, Montoya trabajó en la ornamentación de la hacienda de Lajas y en 1896 ya trabajaba bajo el encargo de Fray Alfonso M. López para edificar el baldaquino del altar mayor y la portada poniente del templo de San Agustín.
El proyecto arquitectónico que permitió ganarse el reconocimiento social de la época fue el templo de Nuestra Señora de los Ángeles, que por encargo de la Sra. Ángela Flores, fue edificado en el año de 1897. Prácticamente en la última década del siglo XIX, se encontró trabajando en importantes obras y en lo que se convertiría décadas posteriores en una gran producción artística que se prolongaría hacia los primeros años del siglo XIX, participando en la ornamentación arquitectónica de templos y edificios como el Teatro Ricardo Castro y la Penitenciaría.
La secuela que propició la Revolución en Durango como en otros estados, fue la salida del país de extranjeros y empresarios y el decaimiento de la economía, por lo que Benigno Montoya habría buscado refugiarse en la escultura funeraria. En este recinto funerario, trabajó capillas que fueron diseñadas morfológicamente de acuerdo al orden ecléctico, con gran parcialidad al estilo neogótico; también desarrolló cruces de tronco ornamentadas con palomas y decoración fitomorfa, cuya lectura era apreciable por las sociedades románticas por su discurso floral; de igual forma, proyectó por excelencia imágenes religiosas, cristos, ánimas y ángeles, entre los que se distinguen ángeles pasionarios, ángeles niños, ángeles sobre pórticos y ángeles apocalípticos, entre otros.
Montoya fallece después de una larga vida productiva, donde el cincel, el martillo y la cantera, fueron la pluma con la que escribió historia arquitectónica, “historias en piedra”. Benigno expira el 25 de diciembre de 1929, dejando alumnos que siguieron su carrera y un vasto acervo que es reconocido en escala internacional.
IML