Beberly Vega Oropeza vivió miedo, dolor e impotencia al ser encarcelada por una semana en Cholula, Puebla, cuando intentó defenderse de un chofer de Uber que trató sobrepasarse con ella el 21 de enero.
La joven, que estudia ingeniería mecatrónica en el Instituto Tecnológico Tierra Blanca, hacía su residencia profesional en una empresa de la ciudad de Puebla y el día que se dirigiría a ella pidió un Uber y, al percatarse de que el conductor, Rome N., no seguía la ruta establecida, ella pidió terminar con el viaje en la calle Río Atoyac y Revolución de la junta auxiliar Sanctorum en Cuautlancingo, sin embargo, el chofer no se detuvo.
"Yo le sugerí al conductor que si me podía bajar del automóvil, no me hacía caso, le pedí que si por favor podía terminar el servicio que me bajara en cualquier lugar, con tal de bajarme y no sentirme con esa presión que yo tenía. Y él lo que hizo fue acelerar un poco más, diciéndome que era su servicio y que él sabía lo que hacía. En ese momento le pedí que me dejara bajar y no me hiciera nada. Lo que él hizo fue frenar el auto, quitarse el cinturón de seguridad, vi que sacó un cuchillo de su mano derecha, se volteó hacia mí y me amenazó con unas palabras un poco fuertes, me agredió tanto moral como físicamente”, relató Beberly para TELEDIARIO.
El hombre hirió a Beverly en la mano, ella logró bajarse y luego intentó escapar, pero el presunto agresor la alcanzó, forcejearon con el cuchillo y él resultó herido en un dedo y en la frente. Aún así la sometió al suelo y provocó que ella terminara con raspones en las rodillas y en la cara y, aunque varias personas se percataron de lo que estaba pasando, cuando los policías municipales llegaron, el conductor pasó de ser agresor a agredido.
Mientras Romeo era llevado a Urgencias de un hospital, la joven, de 24 años de edad, fue trasladada a los separos de la policía y de ahí al C5 en donde pasó una semana tras las rejas.
“Me sentía descomunicada, no tenía información al instante que yo quisiera y más que nada incómoda por el lugar donde me encontraba por haber hecho lo que hice yo, defenderme; tratar de salir de ese lugar y fuera yo la que tenía que estar en ese lugar allí metida”, contó la joven.
Las movilizaciones de amigos, familias y grupos feministas exigiendo justicia, hicieron que la juez Karla Patricia Ambrosio, que la había mantenido presa, le dictara auto de no vinculación a proceso, al verificar que la estudiante actuó en legítima defensa al ver amenazada su vida.
“Muchísima violencia la verdad, creo que esto que me acaba de pasar no es nada nuevo, siempre ha pasado, ha habido mujeres desaparecidas, mujeres violentadas, mujeres maltratadas. O sea, ¿qué puedo decir? Secuestros también, hay que poner a veces un alto alzando la voz de que uno ya está cansado también de todo lo qué pasa y lo que ve en las noticias y creo que lo que yo hice fue en defensa propia y para poder cuidar mi vida más que nada”.“Fue algo muy trágico, muy duro, tanto como para ella como para toda la familia. Mucha gente que estaba al pendiente, fue algo duro. Impotencia o sea de que yo cómo me voy a esa hora, si tengo que trabajar a las 4 de la mañana, qué hago, impotencia yo solo. Hubo muchas cosas que no estuvieron bien hechas. Actuaron mal”
Beverly y su padre exigen justicia y que el conductor sea castigado conforme a derecho, además, demanda al gobierno poblano proteger más a las mujeres.
"Si es taxi normal manden y compartan el número de taxi, le pregunten el nombre al taxista, una foto de su identificación. A mí me tocó irme en un auto de una plataforma Uber, se me impidió compartir lo que es la ubicación pues no contaba con datos, ahí sí no se pudo. No me dio tiempo de mandar captura de la placa del carro. Hay que ponerse las pilas, más que nada también tener precaución en cualquier transporte que una mujer vaya, cuide su persona y siempre esté preparada para cualquier cosa en cualquier momento", concluyó.
Beverly Vega Oropeza fue puesta en libertad después de pasar una semana en prisión por un delito que no cometió y finalmente se reencontró con su familia.