El cáncer infantil representa una amplía variedad de enfermedades que afectan a los menores de 18 años, sin embargo, no es tan silencioso como se ha asegurado, por eso es importante saber cómo detectarlo a tiempo.
De acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer, hay algunos tipos de de esta enfermedad que son más frecuentes en niños de 0 a 14 años, que otros, como las leucemias, los tumores de encéfalo, tumores del sistema nervioso central, linfomas, el neuroblastoma, tumores de riñón y tumores de hueso malignos.
En los niños de 15 a 19 años los tipos de cáncer más común son: tumores de encéfalo, tumores del sistema nervioso central, linfomas, las leucemias, el cáncer de tiroides, los tumores de células germinativas gonadales (de testículo y ovario) y los tumores de hueso malignos.
Información de este instituto señala que este tipo de enfermedad afecta en mayor medida a niños de hispanoamérica que a los niños de áfrica, sin que hasta el momento, se conozcan los motivos de esta estadística.
¿Cuál es la esperanza de vida de un niño con cáncer?
A mediados de la década de los setenta, la esperanza de vida de menores con cáncer, era de apenas el 58 por ciento, sin embargo, actualmente supera el 87 por ciento, lo que significa que hay posibilidades de salvar a los pequeños si se detecta a tiempo.
¿Cuáles son las principales causas del cáncer infantil?
La causa más frecuente del cáncer en los niños, al igual que en los adultos, son las alteraciones, cambios o mutaciones en los genes que hacen que las células se multipliquen sin control y luego se conviertan en cáncer.
Los cambios genéticos que se pasan de padres a hijos se asocian a veces con un riesgo de cáncer mayor. Los cambios genéticos que producen cáncer también ocurren de forma espontánea durante la formación de las células.
¿Cómo detectar el cáncer en los niños?
De acuerdo con el Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia del Gobierno de México los principales síntomas del cáncer en niños son:
- Sudoración nocturna o excesiva.
- Pérdida de peso.
- Dolor de huesos y articulaciones.
- Palidez progresiva, fatiga, cansancio o apatía sin causa aparente.
- Calentura persistente o recurrente, es decir, que dure varios días y no ceda a tratamientos comunes.
Otros síntomas que son más específicos en algunos menores incluyen:
- Sangrados frecuentes de nariz o de encías al cepillarse los dientes.
- Puntos rojos o morados en la piel (petequias) o moretones sin causa aparente.
- Crecimiento irregular en abdomen.
- Crecimiento de bolitas (ganglios) progresivo en cuello, axilas o ingles, sobre todo si son nódulos duros, grandes y sin datos de infección, que no disminuyen con desinflamatorios.
- Crecimiento anormal en cualquier parte del cuerpo.
- Reflejo blanco en pupila.
- Desviación de mirada o aumento de volumen en uno o ambos ojos.
- Dolor de cabeza persistente, que empeora con el tiempo y no cede con medicamento, despierta al paciente y es asociado a nausea o vómito, que puede estar acompañado de cambios de la conducta o alteraciones neurológicas (mareos, movimiento involuntarios, convulsiones, hormigueo, pérdida del equilibrio, alteraciones al caminar y/o pérdida de sensibilidad).
Los especialistas recomiendan evitar a toda costa el autodiagnóstico y los tratamientos alternativos y acudir a la Unidad de Salud más cercana para realizar un diagnóstico oportuno de la enfermedad y así poder actuar a tiempo.
ERV