Durante años, la montaña más grande de México estuvo resguardada por el ser más tierno y fiel compañero del hombre, Citla, un perro criollo bautizado como el ‘guardián del Pico de Orizaba.
Desde las alturas, el 'lomito' fue el responsable de guiar a los alpinistas que se aventuraban a recorrer más de mil 4 metros para llegar a la cima.
¿En dónde nació Citla, guía de los alpinistas?
Muchas leyendas giran en torno al can que adoptó el nombre náhuatl del volcán Citlaltépetl, pero la más aceptada es que un investigador del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), que acostumbraba viajar al Pico de Orizaba, un día lo encontró y se volvió su compañero.
La historia narra que el hombre era acompañado por el perrito cada que iba a la montaña, hasta que un día, Citla ya no quiso volver a su hogar. Su amo aceptó esa decisión; lo visitaba y dejaba alimento. Al fallecer el dueño, los alpinistas se encargaron de su cuidado en un refugio de la zona.
A partir de ese momento, Citla se volvió resistente a las bajas temperaturas y los rumores sobre sus hazañas comenzaron a crecer. Había quienes afirmaban que guiaba a las comunidades de alpinistas que se aventuraban a escalar el Pico de Orizaba.
Citla, inmortalizado en leyenda
Otra de las historias famosas de Citla, es que en octubre de 2012, una familia dijo que fue salvada por el 'lomito' cuando exploraban el Pico de Orizaba.
Los integrantes narraron que en su travesía una tormenta de nieve los sorprendió y una capa de neblina les cubrió el paso. Contaron que a las 2 de la mañana, la nevada comenzó a descender, pero los viajeros caminaban despacio. A lo lejos escucharon un ladrido y la familia de repente vio a Citla.
El perro se quedó junto a ellos y los fue guiando hasta el refugio, pero no había nadie, ese día conocieron al guardián del Pico de Orizaba.
Citla aprendió todos los senderos y acompañó a decenas de alpinistas que deseaban llegar a la cima. Lamentablemente, tras 12 años, una larga vida 'perruna', Citla murió el 28 de septiembre de 2017.
Toda la comunidad alpinista se consternó con su partida porque dejó una gran huella entre tantas personas. Citla tuvo complicaciones relacionadas con el hígado; sus restos descansan en un ataúd blanco en la parte alta del Pico de Orizaba, su rincón favorito de la montaña.
Recientemente, los cuidadores del 'lomito' publicaron el libro 'Citla: el ángel guardián de la montaña', en donde se narra su biografía y aventuras. Los ejemplares se venden en Ciudad Serdán, Puebla y en Orizaba, Veracruz; el dinero recaudado estará destinado a apoyar a perritos en situación de calle.
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