En el olvido es como se encuentran más de 50 ejidatarios de “El Cuije”, comunidad de Matamoros, Coahuila en donde desde hace más de diez años no han llegado recursos ni apoyos necesarios para sostener al ganado y los sembrados.
Fue en el año de 1936 que con el reparto agrario promovido por el entonces presidente de la república Lázaro Cárdenas del Rio, las familias del Cuije contaron con un patrimonio, mismo que está a punto del colapso por falta de apoyo municipal, estatal y federal.
“No tenemos alimento para las vacas y eso es urgente, necesitamos apoyo del gobierno por medio de un crédito, no queremos que nos regalen pero ahorita no hay nada de ayuda, nos sentimos olvidados y a través de este medio queremos que nos escuchen, necesitamos que el Gobernador pueda escucharnos y nuestro presidente de la República también, una de las frases de él es que dice que primero los pobres y nosotros nos sentimos olvidados”, relató Olegario Salazar Ávila, presidente Comisariado Ejidal.
El Cuije es el único ejido colectivo que permanece vigente en el estado de Coahuila de la producción del establo, y las 125 hectáreas donde siembran alfalfa y maíz es de donde viven 50 ejidatarios que se niegan a vender el establo y las tierras por el amor que profesan al campo.
“Estamos muy tristes, pero no queremos soltar esto porque es una herencia, es un orgullo y amor a la tierra de sentir que podemos producir y que prevalecemos como ejido. Ahorita lo que dan las vacas con eso se solventan los gastos de diesel, compostura de maquinaria y alimento. Nosotros les pedimos a las autoridades que nos muestre el camino, queremos trabajar y nos da tristeza que esto se vaya para abajo”, agregó Cecilia Barrientos, ejidataria.
En el establo, las vacas comen sirgo con tierra, así engañan al estómago y el alimento rinde un poco más.
Las tierras se encuentran totalmente abandonadas ya que los dos tractores que tienen se encuentran descompuestos y las norias están secas.
“Tiene que andar uno pepenando el zacate en la orilla de la parcela, les estuvimos dando pepino y tomate a las vacas, estamos en la ruina total”, enfatizó María del Refugio Calderón.
El establo cuenta con 170 vacas productoras de leche, sin embargo, los ejidatarios no tienen los recursos para darles de comer.
Además, cuentan con un biodigestor orgánico proporcionado por la ONU que no sirve y no cuentan con el dinero necesario para repararlo.
Ante esta triste situación y la negativa de vender lo único que tienen, los campesinos piden a las autoridades la autorización de un crédito que les ayude a salir adelante y sobrevivir, pues además brindan trabajo a más de 70 personas que están a punto de quedarse sin empleo debido a la crisis por la que atraviesan.