Un aproximado de 50 empleados y comerciantes que venden comida y artesanías en la plaza principal del Expiatorio de Guadalajara, no saben qué rumbo tomará sus vidas después de trabajar en dicho sitio desde hace 40 años, ya que el alcalde Pablo Lemus decidió ya no permitirles el vender en esta zona.
Según Lemus, no se van a renovar la mayor parte de los permisos de venta al exterior del Expiatorio, sobre todo, porque ha recibido muchas quejas de vecinos de la zona debido a la basura y mala imagen que ofrecen los vendedores.
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“No se van a renovar la mayor parte de ellos porque no tenían permisos, así de sencillo. Los permisos se les entregaron en su momento, tenían sobre todo la idea de apoyar a comerciantes durante el covid. La pasada administración se tomó esta decisión de otorgar algunos permisos, pero después vinieron una gran cantidad excedente […] Hemos recibido muchas quejas de vecinos de la zona inconformes, molestos por el establecimiento de estos comercios, por la basura que dejan, por la mala imagen que brindan”, explicó el alcalde de Guadalajara.
Aun así los vendedores no quieren moverse del sitio, tal como don Goyo, quien trabaja ahí desde 1984. O también Francisco, que tiene con su negocio un aproximado de 43 años.
“Mi negocio es de hot dogs y hamburguesas, nuestro negocio tiene 43 años con permiso. Se me hace raro que estén diciendo que los permisos se nos dieron en pandemia, cuando tenemos 40 y tantos años”, comentó el vendedor.
Ante la declaración del alcalde tapatío, Alberto Calderón González, presidente de la Asociación Civil Colonia Americana aseguró, que los vendedores han seguido al pie de la letra los lineamientos de salubridad y seguridad que la Dirección de Tianguis y Comercios en espacios abiertos les exigieron, por eso no comprenden la negativa de las autoridades.
“Han estado comprando sus extintores para tener seguro el espacio, acomodando sus toldos”.
Blanca Estela Hernández, vendedora desde hace 30 años, trabaja en el Expiatorio porque necesita un sustento para salir adelante y enfrentar el cáncer que padece. Pero ahora, no sabe qué ocurrirá con ella.
“Somos varias mujeres aquí que somos dueñas de nuestro negocio y somos emprendedoras, somos madres […] cómo vamos a sacar todo eso adelante”, mencionó Blanca. Mientras que Patricia, vecina de la colonia Americana, señaló lo siguiente: “Gracias a ellos esto tiene vida los fines de semana, es como una fiesta […] mi familia viene disfrutamos de que la gente de otros lados, a veces son personas internacionales que vienen admiran el templo, compran artesanía compran comida, disfrutan. Yo la verdad me siento orgullosa de ser parte de esta comunidad”.
Estas familias esperan que el presidente municipal y su gobierno los visiten y así puedan llegar a un acuerdo para que sus permisos sean renovados, pues su necesidad de trabajo es mucha. Además de la importante contribución turística, gastronómica y cultural que brindan a la Perla Tapatía.
MRG