Ser escritor, además de ser una vocación, también es una decisión que muchas veces exige sacrificios. En el camino hacia la escritura profesional, los escritores se enfrentan a una realidad común, que es la necesidad de renunciar a algo para poder dedicarse de lleno a contar historias.
Ya sea una carrera establecida, un trabajo seguro, o incluso una zona de confort, la escritura, como muchos han descubierto, suele exigir todo.
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Dejar una vida para lanzarse a crear historias
Durante una charla en la Feria Internacional del Libro (FIL) en Guadalajara 2024, el escritor español Manel Loureiro, quien dejó atrás su carrera como abogado para convertirse en escritor, comparte cómo su transición fue casi fortuita, pero igualmente crucial.
Al igual que el personaje de Forrest Gump, Loureiro llegó al mundo de la escritura por accidente, pero esa suerte le permitió dejar su anterior vida y lanzarse de lleno a crear historias que hoy se venden en todo el mundo, incluso adaptadas al cine.
En su testimonio cuenta cómo el camino hacia la publicación no es fácil ni lineal. A pesar de los numerosos obstáculos y la incertidumbre, renunciar a su carrera como abogado fue una decisión que lo llevó a donde está ahora.
“No hay una respuesta clara para todos los escritores, pero aprender de los errores comunes y encontrar el valor para seguir adelante es clave”, señala.
Dedicación absoluta para la escritura
Por su parte, el escritor Pedro Feijoo también habla de cómo la escritura fue una apuesta, algo que no siempre fue seguro. Proveniente de Galicia, donde el gallego se enfrenta a constantes dudas sobre su supervivencia, Feijoo tuvo que apostar por su lengua y por sus ideas en un momento de incertidumbre.
A pesar de las dificultades, no renunció a su pasión, pero sí sacrificó otros aspectos de su vida en el proceso.
“Si voy a pedir vuestro tiempo, tengo que hacer que ese tiempo valga la pena”, comenta Feijoo, resaltando la dedicación absoluta que requiere la escritura, que lo llevó a entregarse por completo a su trabajo literario.
Abandonar tu trabajo sin saber si la escritura dará sustento necesario
En el caso de la escritora chilena Paula Ilabaca, la renuncia fue aún más radical. Al dejar su carrera como perito criminalística, Ilabaca dio un salto hacia lo desconocido, sin saber si la escritura le daría el sustento necesario.
Pero esa decisión, arriesgada en su momento, dio frutos al ganar el prestigioso premio Los Juegos Floreales con su primera novela negra.
“Renuncié a muchas cosas que me mantenían en una zona de confort. A partir de ahí, mi vida comenzó a transformarse”, confiesa.
Como muchos escritores, Ilabaca experimentó el desafío de vivir de su arte en un país con una limitada base lectora, pero con el tiempo logró encontrar un equilibrio entre su vida personal, su trabajo como escritora y su rol como madre.
Estas historias son solo algunas de las muchas que demuestran que la vida de un escritor no está exenta de sacrificios. La renuncia a una estabilidad o a un camino convencional es a menudo necesaria para poder abrazar plenamente la escritura.
Ya sea abandonando una carrera profesional como abogado o perito criminal, o apostando por un idioma minoritario, la dedicación a la escritura exige valentía, sacrificio y, en muchos casos, una buena dosis de incertidumbre.
Si hay algo que estos tres escritores tienen en común, es que comprendieron que para sobrevivir como escritores, primero deben comprometerse con su arte, aunque eso implique renunciar a otras partes de su vida. Al final, la escritura se convierte en un acto de resistencia, una forma de encontrar un lugar en el mundo a través de las palabras, pero siempre con el precio de una dedicación total.
AA