Para Cynthia Pérez Estrada, originaria del municipio de San Felipe, Guanajuato, el aprender a soñar y tener imaginación para pensar en grande es la principal cualidad de los mexicanos; fue esta mentalidad la que la llevó como bióloga molecular a ser una de las coautoras y principales investigadoras del génoma de un mamut lanudo de 52 mil años, que fue localizado al interior de una caverna en Siberia en el año 2018.
Su trabajo fue clave para armar una de las piezas del gran rompecabezas que es la historia de nuestro planeta, pues años de arduo análisis en equipo permitieron probar que los mamuts tienen 28 cromosomas al igual que los elefantes que hoy conocemos y que es el proceso de vitrificación lo que permite mantener hasta por miles de años la calidad de una muestra genética para ser examinada.
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"La pregunta era si podría ser que encontráramos esta estructura tridimensional del genoma en una muestra antigua del pleistoceno como es el mamut, porque el mamut es una especie emblemática del pleistoceno y nos hace imaginar muchísimas cosas, era obvio que teníamos que investigar esto y estábamos muy emocionados.
El equipo de trabajo son expertos en estructura tridimensional, pero no en paleogenómica, entonces mi meta cuando empezó este proyecto era demostrar que nosotros podemos trabajar con esta tecnología que se llama Hi-C y que esa es la tecnología que nos ayuda a leer estructura tridimensional", explicó Cynthia en entrevista con Telediario.
Si bien su formación profesional tiene raíces en la Universidad de Guanajuato donde tomó diversos cursos, fue la propia internacionalización de la Universidad con los estudiantes que recibe de intercambio, la que despertó el interés de estudiar en el extranjero, logrando conseguir una beca en la universidad de Uppsala-Suecia para culminar sus estudios.
No obstante, existe en Cynthia un profundo deseo de retribuir a Guanajuato y a la UG todo el apoyo recibido que la llevó hasta donde hoy está. Así mismo, en dejar a las mujeres un mensaje contundente de que "siempre habrá oportunidades si las sabes buscar".
"Tomé algunos cursos ahí en la Universidad de Guanajuato y durante mi estancia en la universidad había varios estudiantes de intercambio y tenía amigas de Suecia y eso me dio mucha curiosidad por el explorar el campo de los intercambios y conocer nuevas culturas y siento que fue de verdad ese ambiente internacional de la Universidad de Guanajuato el que fue muy inspirador para mí y que me llevó a irme de estudiante de intercambio a la universidad de Uppsala y fue donde yo me meto de lleno a la biología molecular", explicó.
Tras concluir su formación, continuó especializándose, llegando al doctorado y postdoctorado, desempeñándose en actividades de genómica, biología molecular, bioinformática, microscopía de súper resolución y simulaciones biofísicas. Hasta que la oportunidad llegó a su puerta cuando vivía en Texas y se adentró en el análisis molecular de muestras degradadas.
Con emoción recuerda que los primeros experimentos que realizó los hizo con huesos de pavo de la cena y después empezó a probar con otros animales, insectos, pequeños ratones que ya habían muerto, exponiéndolos a diversas condiciones ambientales.
Su reto era encontrar una muestra con la calidad suficiente para poder analizarla, por ello contactó a Love Dalen, que es un experto en poblaciones de mamut y las estudia a nivel genómico en la Universidad de Estocolmo, que la invitó a presentar algunos de los avances de su investigación y le sugirió contactar a Tom Gillbert y Marcela Sandoval Velasco que llevaban la misma línea de investigación de Dinamarca.
"Marcela y yo empezamos a desarrollar una serie de experimentos muy emocionantes donde Marcela viene a visitarme de Dinamarca a Houston, Texas y se trae un maletín lleno de sorpresas como hormigas, abejas ancianas que habían sido preservadas en el museo de historia natural de Dinamarca, había pedacitos de un burrito asiático, pedazos de reptiles y muchísimas cosas se trajo para que experimentáramos".
Si bien muchos de esos experimentos no tuvieron de manera inicial éxito, sí les enseñaron cómo analizar y crear protocolos para cada tipo de muestra. Después, Cynthia viajó a Dinamarca y comenzaron a hacer experimentos en una colección de cráneos de oso polar.
"Mientras tanto, Love, el experto, estaba trabajando en el ártico, explorando con uno de sus contactos en Rusia cuando nos llama por teléfono cerca de 2018 y nos dice que ha encontrado una muy buena muestra de mamut y empezamos a experimentar con esa muestra a finales de 2019 en colaboración con el laboratorio de Marc Martí-Renom en Barcelona, y cuando resulta que funcionó se nos puso la carne de gallina", narró.
En 2023 concluyeron una serie de experimentos para comprobar su teoría sobre cómo la vitrificación fue lo que permitió que las muestras de mamut se conservaran en perfecto estado pese al paso de miles de años y actualmente buscan que científicos de todo el mundo puedan probar sus experimentos y así obtener mayor información de otras especies y su patrón de activación del genoma.