Un ambiente de pesar, incredulidad, desánimo pero también de sed de justicia se vivió en la ceremonia en la que fueron despedidos los músicos asesinados en la comunidad Juan Martín en Celaya el pasado 22 de marzo, al parecer confundidos por un grupo delictivo cuando regresaban de una reunión a la que fueron contratados.
Entre música, aplausos, cohetones y flores el pueblo despidió a los integrantes de los Chuparrecio. Francisco Javier, Luis Miguel, José Juan, Javier y su hijo Javier, Armand y Juan Diego fueron contratados para amenizar una fiesta infantil el mismo día que entró la primavera; horas más tarde, por la madrugada, sus cuerpos fueron hallados en una camioneta que ardía en llamas.
Juan Martín es un pequeño poblado de apenas 3 mil habitantes que se ubica a no más de 10 kilómetros de la ciudad que, en abril del año pasado, se consideró la más violenta del mundo según el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal.
De ahí salieron los integrantes de los Chuparrecio a una fiesta de la que quedó registro en las redes sociales de la agrupación. Ahí quedaron grabadas las sonrisas, la camaradería entre ellos -que eran parientes- y los asistentes al convivio que no paraban de bailar.
Horas después, de acuerdo con las primeras investigaciones, habrían sido interceptados por un comando armado que les obligó a cambiar a una camioneta Pick-Up con placas de Michoacán y que tenía reporte de robo en ese estado.
Y luego, una llamada al sistema de emergencias 911 para avisar de una camioneta en llamas. Cuando llegaron ahí las autoridades, descubrieron en su interior siete cuerpos. Días después el fiscal de Guanajuato, Carlos Zamarripa reveló que se trataba de los músicos.
Este domingo 27 de marzo, se realizó una misa de cuerpo presente en el templo de la Virgen de Guadalupe. En la plaza central del poblado se realizó un homenaje a los siete vecinos, quienes habrían sido confundidos y por eso fueron asesinados.
La indignación fue común, como común la exigencia para que se dé con los responsables, aunque ello no devolverá a la vida a quienes, en vida, cantaron, en vida, hicieron y dieron alegrías.
PCQG