Si bien la desinformación, o incluso los prejuicios sobre la discapacidad auditiva poco a poco van quedando en el pasado, aún falta mucho por entender que a las personas sordas se les debe incluir en la sociedad, y no solo en una comunidad, así lo declaró el director del Instituto para el desarrollo integral del sordo, Noé Rodríguez.
Inspirado en su padre, quien presentaba la condición de sordera, en el 2005 Noé Rodríguez participó en la fundación del IRIS, que en la actualidad brinda atención a más de 20 niños y jóvenes de entre 5 y 20 años de edad.
En el IRIS, trabajan bajo la idea de que lo único que una persona sorda no puede hacer, es escuchar, razón por la que, además programas educativos desarrollan competencias para el impulso de las capacidades de los jovenes, como muestra de esto, el campeonato a nivel nacional de robótica ganado el pasado mes de marzo a adolscentes sin dificultad auditiva.
Desde entonces, además de promover la educación para las personas sordas, buscan, incluirlos en el mundo laboral para una vida digna.
Noé Rodríguez recuerda como en el pasado, el pensamiento sobre las limitaciones de una persona sorda, en el que incluso se reprimía el lenguaje de señas, predominaba. Sin embargo, en la actualidad, hay una mayor conciencia sobre las dificultades auditivas.
Sin embargo, la profesionalización en la educación para sordos, y la real inclusión en la sociedad, serán determinantes para que en un futuro, esta condición deje de verse como un problema.